Susana Vázquez Torres, una joven de 26 años originaria de Querétaro, forma parte de un grupo de 30 científicos que trabajan para crear una ‘supervacuna’ contra el coronavirus a base de proteínas sintéticas en Estados Unidos.
La mexicana trabaja desde noviembre para el Instituto de Diseño de Proteínas de la Universidad y después del verano empezará, en el mismo centro, su doctorado en bioquímica.
Al parecer, el interés de Susana Vázquez por la ciencia es de familia, pues es hija y hermana de ingenieros; la joven científica estudió la licenciatura de Investigación Biomédica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Antes de llegar a Estados Unidos, pasó un año en la Universidad de Groningen, becada por el gobierno holandés y cursando una maestría en Ciencias médicas y farmacéuticas.
La mexicana refiere que se siente más cómoda en Seattle, pues está más cerca de la cultura que la vio nacer:
“Aquí estoy más cerca de mi familia y hay mucha comunidad latina. En Holanda no sabían ni lo que era un taco”.
En cuanto al proceder del gobierno mexicano frente a la COVID-19, refiere que ‘ha tardado en tomar las medidas adecuadas’.
Países como China y Estados Unidos han iniciado una carrera para encontrar tratamientos efectivos contra la enfermedad provocada por el coronavirus.
En entrevista para El País, la científica mexicana detalla que la investigación, la cual se lleva a cabo a contrareloj, es encabezada por la Universidad de Washington (UW):
“Solo la gente que necesita las probetas está yendo al laboratorio. El resto de los equipos estamos en casa con el ordenador. Todos estamos trabajando contrarreloj”.
Esta vacuna se realiza bajo un sofisticado método que comienza con un trabajo de software y podría desencadenar una respuesta inmune diez veces mayor que las tradicionales.
Los investigadores desarrollan nanopartículas, formadas a su vez por decenas de subunidades en forma de proteínas, la cuales, explica Vázquez, serían ‘como una cajita muy pequeña’.
Los investigadores adhieren a la superficie de la cajita diferentes antígenos, es decir, pequeñas partes del virus que desencadenan una respuesta inmune en el organismo:
“La diferencia con otros métodos es que es posible pegar de forma ordenada y repetitiva muchos más antígenos. Este tipo de vacunas ya han sido usadas contra virus respiratorios en animales y la respuesta inmune ha sido hasta 10 veces más fuerte que las tradicionales”.
La próxima semana comenzarán las pruebas con ratones, luego con monos y si la respuesta inmune en los animales es tan poderosa como la registrada en las pruebas para otros virus respiratorios, el equipo del Instituto de Diseño de Proteínas de la UW espera tenerla lista en ‘los próximos meses’.
Fuentes: El País, Mujer México y repositorio.unam.mx
Fotos: Archivo Cuartoscuro y El País