Es fácil desesperarse cuando nuestro hijo entra a la crisis de los 7 años y confundirla como rebeldía sin causa, pero paciencia: es una etapa normal
En columnas anteriores hemos hablado de lo mágico pero no tan padre que puede llegar a ser la maternidad y hoy no será la excepción. Hablaré sobre la no tan famosa crisis de los 7 años.
¡Como si no fuera suficiente haber saltado la crisis de los 2 años o no tuviéramos con las clases en línea! (Después desmenuzaremos este pollito).
Ya he comentado sobre cuán importante es el apoyo familiar para muchos procesos. Para esta etapa lo es más, aunque muchas veces se está solo o simplemente se guarda silencio porque se desconoce sobre esta crisis de los 7 años y se confunde con un simple berrinche; con que tu hijo sea un hígado o un maleducado. Además, ¿cómo vas a contar lo mal que se porta tu bendición? ¡Antes muerta que imperfecta!
El siguiente ejercicio fue curioso pues con cada experiencia de las mamis, abuela y madrina que a continuación presentaré, me iba identificando cada vez más con mi bendición. También me permití soltar una que otra lagrimilla y a la vez dejé de sentirme la única navegante en el universo.
Se nos están yendo a la siguiente etapa. Los hijos crecen muy rápido.
Vayamos con las experiencias.
Alejandra y su hijo Emiliano
“Bueno pues mi experiencia como mamá de Emiliano ha estado llena de emociones.
Creo que en esta etapa hemos experimentado momentos de rebeldía y llantos hasta porque pasa la mosca jaja.
Ha habido días en los que contesta mal a sus mayores, no importando quién sea, se enoja si se le llama la atención pero también, cuando se le hace ver sus errores, pide disculpas. Por otro lado, exige mucho cariño, quiere que mamá lo acompañe a hacer sus actividades como bañarse, cambiarse etcétera.
Con el nacimiento de su hermanito bueno pues a veces siente que ya le ha robado la atención que tenía y aunque sé que lo ama con todo su corazón hay momentos en los que se siente destituido.
Sin duda, es más responsable y protector.”
Abuelita Rocío y su nieto Julián
“Yo soy Rocío Mendoza, abuela paterna de Julián, un niño que ha crecido en un cerrar de ojos; no se en qué momento se volvió un niño muy independiente, autosuficiente, territorial, y poco afecto a los apapachos.
Quisiera volver al momento en el que podía sostenerlo por mucho mucho tiempo en mis brazos, pero ahora me gana la bicicleta, la pelota, una serie, los amiguitos o el parque. Sus cambios han sido muy radicales en un pequeño de 7 años; exige respeto por sus cosas (no podemos cambiarlas de lugar)…
Creo que no soy muy adecuada para hacer referencia a ese gran niño pues como comprenderán es una parte muy importante en mi vida y corazón, entonces para mí es un gran y grandioso niño. Es un pequeño de carácter firme y fuerte, identificado con su género, aunque por cuestión de edad, manipulador y un poco berrinchudo cuando a obtener algo se refiere.”
Alejandra y Farah
“Hola, yo soy mamá de Farah y al paso del tiempo me he dado cuenta de que no tengo a una niña de 8 años, más bien tengo a una miniadolescente que tiene infinidad de retos para mí, y uno de ellos es la forma de contestar y tonos que no me pensaba topar tan pronto; quiere privacidad y ¿escogerle la ropa? ¡jamás!
Soy una pasada de moda… es tan independiente que extraño a mi bebé; a la niña que me necesitaba en todo momento a su lado. Ahora lo que desea es que sea fin de semana para correr a casa de los abuelos, quienes son su adoración.
Espero que al paso de los años se dé cuenta de que no somos lo malos del cuento y que solo queremos que sea una persona íntegra, independiente y muy feliz”.
Dalina y sus hijos Nasij e Ivanna
“Se alejó llorando Nasij, diciendo en voz alta ’¡No es justo tía Dali!’…
Nasij tiene 10 años, es mi sobrino, y mi hijo desde hace dos años (hago un pequeño paréntesis: Nasij se quedó a mi cargo por que su mamá es irresponsable).
Nasij lloraba por la injusticia de que a su parecer era muy malo quedarse el resto de la semana sin su tableta.
¡Soy una malvada!
Ambos niños tienen cambios de humor: del llanto continuo a la risa; podrías pensar que se resetea a cada momento. Esa parte de ser niño me gusta.
Y cuando en casa pasan estos episodios, en algunos casos repito el diálogo, en otros los abrazo y espero a que se calmen y en otras nos inventamos una actividad para cambiar el sentimiento que se genera en el momento de caos hormonal.
A Ivanna le encanta la idea de que Nasij esté en casa, ¡por fin llegó su hermano! Aunque en algunos casos hacen sus peleas, la mayor de las ocasiones están jugando juntos.
Me siento muy agradecida por tener a mi hija y mi sobrino. Disfrutamos mucho cuando entrenamos capoeira.”*
Karen y su ahijado Patricio
“A mí me empezó a parecer raro que el pequeño que hacía tareas conmigo, que podía fácilmente premiar con una salida al helado o a los videojuegos, que sí obedecía y terminaba sus quehaceres, de un día a otro se negara a absolutamente todo.
No me explico en qué momento se rebeló a la autoridad; a veces no le importa si hay premios o consecuencias, ya no permite tanto los abrazos, no posa con agrado en las fotos y muchas veces hace valer su opinión como todo un adulto.
En medio de una reunión escuchando música de los 80 nos dijo a todos ’¡Ay, ya quiten eso!’ Me sorprendió que en otro tiempo la música de fondo le valía, pero no fue así esta vez.
Ha cambiado mucho y me duele un poquito que deje de ser mi niño bebé para convertirse en un niño grande.
Espero que pase pronto esta etapa pues quiero seguirlo consintiendo, porque en el fondo sigue siendo tierno pero parece no querer demostrarlo.”
¿Te identificaste con algúna anécdota? Paciencia: la crisis de los 7 años es transitoria
Te cuento que en la búsqueda de una explicación busqué ayuda con la Maestra de Kundalini Yoga en Sat Nam Puebla Bhavprem Kaur, cuyos datos dejo aquí por si te interesa obtener tu estudio de numerología, con el que también busqué entender de una manera más profunda a mi hijo, desde un panorama distinto: 2211608589
e-mail: bhavpremkaur.e@gmail.com
Bhavprem nos explica que la numerología tántrica es un estudio que se hace a tu fecha de nacimiento para que puedas ver por qué a veces actúas de cierta forma y te cuesta trabajo cambiarlo.
Esto te permitiría enfocarte en tu proceso y así dar un paso más en el proceso evolutivo de tu alma.
Mi estudio decía lo siguiente:
“El ciclo de la conciencia se da cada 7 años, es decir que cada 7 años nos cuestionamos nuestro camino de forma muy profunda, y muchas veces nos sentimos impotentes, nos podemos sentir víctimas y caer en depresiones profundas, es por ello que debemos ser valientes para asumir nuestra responsabilidad y ser conscientes de lo que nos ocurre. Es como cuando una serpiente muda de piel. Así de importante e intenso es el ciclo de la consciencia.
Cada 7 años seas consciente de ello o no, nos cuestionamos todo sobre nuestra vida y entramos en una crisis real e intensa que nos puede llevar a un hoyo profundo o podemos tomar este ciclo como el momento de autoevaluación para hacer cambios hacia donde queremos que se dirija nuestra vida.
Al ser los 7 años el primer ciclo de la consciencia, es un momento crucial en la educación del niño. Él está valorando todo, a nivel familiar, social y educacional, todo puede grabarlo en su mente y aprenderlo, ya que será de referencia para formar su carácter e identidad. En este primer ciclo, hay muchos ‘por qué’ en el niño, pero a diferencia de los ‘por qué’ de los 2 o 3 años, a esta edad no los van a preguntar, sino que lo intentarán descubrir por sí mismos, probando los límites de los padres y su paciencia.»
¿Qué dice la psicología sobre la crisis de los 7 años?
También busqué la explicación desde la psicología. La psicóloga Infantil especialista en Neurodesarrollo Gabriela González Morales (a quien por cierto puedes contactar al siguiente número para agendar cita: 222 895 0110), nos da los siguientes tips para mantener la calma y sobre todo entender a nuestros pequeños:
Ante la crisis de oposición que puede estar viviendo un niño de 7 años los padres debemos intentar:
1. ¡Tranquilidad!
Es importante mantener la calma ante los arrebatos emocionales que pueden experimentar los niños a esta edad. Entender que forman parte de su desarrollo y que necesitan modelos a seguir para aprender a gestionar todas las emociones que experimentan
2. Adaptar límites y normas a la edad
Recuerda que lo que nos sirvió en un momento evolutivo puede no ser útil en otro. Ahora que son capaces de hacer más cosas por su cuenta requieren nuevas reglas y límites que deben conocer. Pero no te excedas, la premisa ‘menos es más’ es fundamental
3. Ser constantes y coherentes
Debemos ser constantes y coherentes en la aplicación de consecuencias en caso de incumplimiento de normas sin caer en la inflexibilidad o el autoritarismo
4. No descuidar hábitos y rutinas
En este momento son absolutamente imprescindibles. Esta es una etapa con nuevas obligaciones escolares y trabajar los hábitos, aunque sea costoso en un inicio, va a permitirles encontrar la seguridad y equilibrio que tanto necesitan
5. Escuchar, enfatizar y educar emocionalmente a nuestros hijos
Para ello no hay nada mejor que ser un modelo a seguir, porque educamos más por todo aquello que hacemos que por todo cuanto decimos. Escucha sus quejas y todo lo que tenga por decir, hazle saber que es importante para ti, aunque ello no debe significar permitir que haga cuánto quiera. Pon palabras a sus emociones y no le niegues ninguna. Acompáñale en los momentos de desequilibrio, es aquí cuando más te necesita
¿Cómo has (sobre)vivido tú esta etapa? ¡Cuéntamelo! Me encuentras en Instagram como @melevitiare
Espero que todo ande bien por casa y que pronto nos leamos.
Portada: Photo by CEphoto, Uwe Aranas
Interiores: Fernanda Romero / Cortesía