La responsabilidad afectiva es una de las claves para no caer en relaciones tóxicas, sin importar si están basadas en la monogamia o el poliamor.
Como resultado de la lucha femenina por reivindicar su libertad, tanto sexual como emocional, se comenzó a reflexionar sobre el amor romántico y las relaciones monogámicas.
El amor romántico monogámico supone prácticas de control, por lo que, en la búsqueda de esa liberación, hay quienes optan por relaciones basadas en el poliamor y la autonomía.
Sin embargo, estas ‘nuevas’ formas de relacionarse también pueden dañar a los involucrados si no se aplica la responsabilidad emocional.
¿Qué es el amor romántico?
El amor romántico es un tipo de afectividad en la que el vínculo sentimental se nutre de ideas poéticas que se basan en una serie de mitos.
A través del amor romántico, se ha creado la idea de que somos seres incompletos, cuya vida no tiene sentido hasta que tenemos una pareja.
Encontrar el amor verdadero supone que nuestra vida es mejor y, por ello, es lo más importante que tenemos.
Esta idea justifica que debemos hacer todo lo posible por mantener el amor, incluso, cuando es dañino.
Algunos mitos del amor romántico:
- Media naranja: creencia de que existe una persona que te complementa
- Matrimonio o convivencia: el amor conduce al matrimonio y es la base de este
- El amor lo puede todo: si hay verdadero amor, los obstáculos no deben influir sobre la pareja
- Celos: son una prueba de amor verdadero
El feminismo y el amor romántico
El feminismo deconstruye la idea del amor romántico dando paso a nuevos vínculos desde el cuidado y el diálogo.
Al terminar con el amor romántico, se olvidan los roles, los estereotipos y la idea de que solo pueden existir relaciones heterosexuales monogámicas.
Por lo anterior, surgen otras maneras de demostrar el amor y vincularse.
En este nuevo contexto, las teorías feministas retomaron el concepto de responsabilidad afectiva para cuidar los sentimientos y las emociones que surgen en una relación de cualquier naturaleza.
¿Cómo surgió el concepto de responsabilidad afectiva?
Aunque responsabilidad afectiva es un término que popularizó el movimiento feminista de la tercera ola, el concepto tiene sus orígenes en el marco de las reflexiones sobre el poliamor.
En los años ochenta, la psicóloga Deborah Anapol, junto con autoras como Dossie Easton y Janet Hardy, desarrolló la idea de la no monogamia ética.
Las intelectuales plantearon la necesidad de desarrollar conceptos respecto a la responsabilidad en el manejo de los afectos.
Se cuestionaron sobre el respeto y el cuidado de las emociones de los otros en una relación y así nacieron los primeros esbozos de lo que ahora conocemos como responsabilidad afectiva.
El poliamor se refiere a una relación abierta con varias personas al mismo tiempo de forma consensuada; puede ser sexual o romántica.
El poliamor es diferente de la poligamia, ya que el matrimonio no está involucrado.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva es ser consciente de que todo acto que una persona realice dentro de una relación tiene una consecuencia positiva o negativa en su pareja.
El objetivo de esta conciencia es evitar el dolor innecesario que generan las falsas expectativas del amor romántico.
Lo anterior no significa que debemos anteponer los deseos y los sentimientos del otro, sino más bien saber que nuestras acciones tienen impacto en los otros.
Para asumir la responsabilidad afectiva debemos plantear acuerdos, evidenciar necesidades, explicitar deseos y tener empatía.
Asimismo, debemos dejar claro el tipo de vínculo y, a partir de ello, cuidar del otro. Así lograremos relaciones afectivas más equitativas, respetuosa y transparentes.
Ghosting y responsabilidad afectiva
Con la proliferación de las redes sociales, eludir la responsabilidad afectiva jamás había sido tan fácil.
Basta con eliminar y bloquear a la otra persona de los contactos de Facebook, Instagram y WhatsApp para que se entere de que lo que había se terminó.
Este tipo de actos es conocido como ghosting y consiste en terminar una relación afectiva cortando todo contacto con la persona en cuestión sin darle ninguna explicación.
El ghosting tiene consecuencias negativas en la autoestima de la persona que lo recibe.
Dichos actos no son exclusivos del orden de dominación vigente, en donde las mujeres siempre están en desventaja.
De hecho, un artículo publicado en Bustle, Creditloan, refiere que las chicas están 150 por ciento arriba en el arte del ghosting en comparación con los hombres.
No obstante, la razón sí tiene que ver con la forma sumisa con la que el patriarcado educa a las féminas.
El mismo estudio refiere que las mujeres practican el ghosting porque temen más a la confrontación y prefieren evitar cualquier tipo de tensión.
Sin duda, el descuido emocional está más naturalizado en las relaciones heterosexuales, pero esto también puede dañar a otro tipo de parejas.
Magdalena López señaló en un artículo para LATFEM que:
“El patriarcado se filtra en las relaciones no heterosexuales, espacios en los que se vienen debatiendo y ensayando (con mayor o menor éxito) prácticas de cuidado y de resistencia donde la responsabilidad afectiva juega un rol relevante (y no, no son mujeres pidiéndole a varones)”.
¿Cómo ser responsable afectivamente en el amor?
Existen miles de maneras de amar, por lo que hablar de responsabilidad afectiva se trata de poner este concepto como la base de cualquier relación.
No importa si es abierta, aquella en la que ambas partes acuerdan tener ‘permiso’ para verse con otras personas, o si se trata de un tipo de vínculo implícito.
La responsabilidad afectiva promueve que las partes involucradas enfrenten situaciones, sean claras y asuman la responsabilidad de respetar y cuidar las emociones propias y del otro.
La psicóloga Edna Zúñiga señala que para cultivar la responsabilidad afectiva primero se debe trabajar en el plano personal.
Lo anterior, debido a que ‘si no estamos bien con nosotros mismos, no lo estaremos para los demás’.
Fuentes: Raíchali, El País, LATFEM, Cales, Psicología y Mente, Definición ABC y Pcweb.info
Portada e interiores: Pixabay y Freepik