Bertha Benz pasó a la historia, sin siquiera pensarlo, como la primera mujer que condujo un automóvil.
Nacida el 3 de mayo de 1849 en el seno de una familia alemana, acomodada y conservadora, Bertha demostró, desde los 9 años, que tenía un espíritu ansioso de conocimiento, por lo que ingresó a una de las escuelas para hijas de la alta sociedad, cuando todavía había restricciones para que las féminas accedieran a la educación superior.
Tras concluir sus estudios, la joven invirtió gran parte de su patrimonio en una compañía constructora de hierro, lo que no era habitual en las mujeres de su época.
En 1872, Bertha contrajo matrimonio con el ingeniero Karl Benz, quien en poco tiempo invirtió todos sus ahorros para la construcción de su propio proyecto: un carruaje motorizado, mismo que fue concluido en 1885.
El coche de tres ruedas, propulsado por un cilindro de 2.5 caballos de fuerza, alcanzaba una velocidad de 40 kilómetros por hora.
Gracias al apoyo incondicional de su esposa, Karl registró una patente para el Benz Patent Motor Car; sin embargo, nadie estaba interesado en ella, por lo que perdió la esperanza de poder comercializar su proyecto.
La alemana, sin consultar con su marido, a quien solo le dejó una nota diciéndole que iría a visitar a su madre, decidió probar el vehículo junto con dos de sus cuatro hijos, y recorrió 106 kilómetros de Mannheim hasta su natal Pforzheim.
Su objetivo era demostrar la viabilidad del artefacto como medio de transporte, incluso para largas distancias.
En ese viaje de doce horas, Bertha se convirtió, no solo en la primera mujer, sino en la primera persona en conducir un vehículo automotor tal como lo conocemos ahora.
Lo más extraordinario de la hazaña fue que no estuvo exenta de eventualidades, pues tuvo que demostrar sus habilidades en mecánica al desbloquear un tubo del circuito de alimentación de combustible ¡con ayuda de una horquilla para el cabello!
Además, también tuvo que reparar el arranque con una liga, lo que no fue mera suerte, pues Bertha conocía el motor tan bien como su marido, ya que habían trabajado juntos en el proyecto.
La repercusión mediática de la hazaña fue tan grande que el coche creado por los Benz despertó la curiosidad de muchas personas, quienes preguntaron el precio o pidieron un paseo de prueba.
Posteriormente, la pareja realizó varias mejoras al coche con base en las experiencias del trayecto de Bertha; ese fue el inicio de una historia de éxitos que perduran hasta nuestros días.
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Con información de El Confidencial, National Geographic y Marca
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