Las traductoras se han convertido en la esperanza de las mujeres indígenas ante la violencia de género que sufren no solo en sus hogares, sino también por parte de las instituciones.
Un ejemplo de esta noble labor es Constanza Cruz Gutiérrez, quien funge como intérprete para la comunidad mixe y es coordinadora de la Casa de la Mujer Indígena (CAMI) Nääxwiin, localizada en Matías Romero, Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca.
Aunque solo tiene estudios de secundaria, esta activista indígena acompaña a las víctimas de violencia a audiencias, juzgados o citas con la fiscalía, pues aprendió mucho del trabajo de abogados y psicólogas.
Durante una entrevista, Constanza Cruz reconoció que motivar a una mujer indígena para que luche por su caso no es una tarea sencilla, ya que algunos procesos pueden durar hasta dos años:
“Es mucho trabajo de empoderarla, de decirle ‘tú puedes’, porque por ratos están por tirar la toalla, porque no hay dinero”
La activista también afirmó que trabajar en la CAMI Nääxwiin no es fácil y requiere de mucha valentía el buscar que las víctimas reciban la justicia que merecen, pues no solo se enfrentan a la indiferencia de las instituciones, sino también a las amenazas de los agresores:
“Pasamos mucha impotencia, yo al menos he sentido impotencia al ver los casos de las mujeres que no avanzan, siempre ponen ‘peros’ los impartidores de justicia”
Constanza dijo que la pandemia provocó que las fiscalías y los Ministerios Públicos no den la atención adecuada, por lo que ella ha tenido que insistir para que se dé seguimiento a algunos casos que, por ahora, se encuentran ‘atorados’.
Incluso, dijo que la CAMI Nääxwiin puso a disposición de las usuarias números telefónicos para brindarles atención durante la cuarentena:
“Algunos llegan a mi casa, de esa manera estamos atendiendo y cuando hay una violencia fuerte, como tenemos los números de los procuradores, del fiscal en jefe, entonces les hablamos para ver cómo se va a atender este asunto”
En el primer cuatrimestre de 2020, las trabajadoras y traductoras de CAMI Nääxwiin atendieron a 60 mujeres, y en fechas más recientes sumaron otros 25 casos.
La labor de las intérpretes es muy significativa para las comunidades indígenas, por lo que el anuncio del Gobierno Federal de recortar los recursos del Instituto Nacional de los pueblos Indígenas (INPI) en un 75 por ciento encendió las alarmas de las activistas.
Incluso, la Red Nacional de casas de la Mujer Indígena alertó que esa decisión vulnerará a cientos de mujeres de comunidades originarias, pues las Camis, surgidas en 2003, son las únicas encargadas de trabajar en favor de las mujeres y la labor de sus integrantes puede salvar vidas.
Con información de Reporte Índigo, Chicago Tribune e IstmoPress
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