Se solicita demoledora de cuentos
-sexo femenino
-30 años eternos (no negociable)
-experiencia en autodestrucción y reconstrucción, metodología de canciones olvidadas, composición del llanto y la risa, y sommelier de mentiras
Se ofrece una copa de vino por noche laborada o un par de gelatos si se trabaja a media tarde junto al ser amado
Interesadas comunicarse al 222/////////// *hoja desgastada por las lluvias*
Ese mismo día, alguien llamó y fue así que comenzó a escribir…
“La contingencia ha atrapado a muchos en sus pensamientos y una gran parte no soporta enfrentarse a los miles de cuestionamientos que tiene su interior, pero eso no es nuevo para algunos, los que constantemente son acosados por su propia voz en la cabeza, los que sufren ansiedad y son ignorados o incomprendidos por todos.
Yo… bueno, en realidad no sé bien a qué bando pertenezco, pues a veces solo me quiero a mí misma en mi mente y otras deseo tanto ‘callarme y dejarme en paz’.
Hay días en los que soy muy feliz, que el sabor del helado me llega a las pupilas y veo a todas las personas dulces sin importar qué tan insoportables puedan ser a veces.
Pero también hay ocasiones en las que siento que soy como una calcomanía mal pegada en un álbum olvidado, cuyo pegamento seco por el paso del tiempo deja marcas amarillas y las orillas frágiles.
Aunque la mayor parte del tiempo soy como mis playlist, un incongruente mix que sirve para pasar la vida, para hacer a alguien más sonreír, gritar, cantar… simplemente acompañar —acompañarme a mí misma—.
No vengo a narrarles cosas maravillosas, a abrirles mundos nuevos o crearles idiomas que solo nosotros entenderemos, estoy aquí porque la vida así lo quiso, porque la pandemia nos encerró aún más que los celulares y el internet durante una fiesta o reunión familiar, porque quizá alguien debía demoler cuentos y nadie acudió a la vacante”.
Portada: D.R.H.
Foto interior: D.R.H.