Elisa Queijeiro es la storyteller que busca contar historias desde una mirada profunda, femenina, pero sobretodo humanista para inspirar.
La necesidad de Elisa Queijeiro de transmitir conocimiento desde una mirada humanista le hizo ganar el Premio Nacional de la Mujer 2019.
Este logro fue muy significativo para la autora de Las hijas de Eva y Lilith, pero no por el galardón en sí mismo, sino porque lo obtuvo por hacer lo que le apasiona: contar historias que inspiren.
Elisa forjó una exitosa carrera como comunicóloga antes de volver la mirada a las letras clásicas, la historia y la investigación.
En entrevista para Mujer México, Queijeiro recordó que su principal motivación para volcar su pasión en la escritura fue ‘el retorno al anhelo primero que siempre había tenido en mi vida’:
“Cuando pasan los años, la experiencia nos trasciende y nos damos cuenta de que tenemos que priorizar lo que el alma pide. Es entonces cuando tomamos las decisiones y nos atrevemos. Muchas veces con miedo, pero simplemente son llamados a los que no podemos decir que no”
Durante la conversación trae a colación una de sus icónicas frases:
“No creo en las recetas, las recetas tienen fecha de caducidad; las historias no”
¿Qué significan estas palabras? Elisa es muy puntual al respecto:
“Las historias generan un puente y un espejo entre quien lo narra, quien lo está escuchando y la historia misma. Tanto el aprendizaje como el crecimiento se vuelve personal y provoca una inspiración. Una historia que no ha sido contada con dignidad merece volver a ser contada desde ese lugar, mucho más orgánico, digno, coherente y objetivo”
Es precisamente esto lo que caracteriza a Las hijas de Eva y Lilith, libro que Elisa publicó en 2017. En cuestión de meses, se lanzaron cinco ediciones de la obra. Con 23 mil ejemplares vendidos, en poco tiempo se consolidó como bestseller.
A esta ambiciosa mexicana le tomó cinco años de investigación, durante los que consultó más de 100 fuentes bibliográficas, y dos años de escritura sacar a la luz Las hijas de Eva y Lilith.
Sin embargo, considera que la recepción que tuvo se logró, además del exquisito trabajo editorial, gracias a su proximidad con el lector y la forma en que se identifica con la mujer contemporánea:
“Hay momentos en que los libros buscan a los lectores (…) La combinación de un sustento histórico, con una visión actualizada y una forma amigable, en este momento en que las mujeres estamos ávidas de seguir encontrándonos en las letras y seguir buscando nuestros propios caminos, fue lo que permitió ese éxito”
A finales de 2017, tras presentar el libro en Austin, Texas, Estados Unidos, Elisa inició el taller Eva y Lilith en San Antonio.
En aquel momento, se trató de un ejercicio íntimo; sin embargo, la pandemia de COVID-19 le hizo darse cuenta de que la obra tiene mucho que aportar en estos momentos de crisis.
Es por ello que en junio pasado abrió nuevamente el taller, pero en modalidad online:
“Los libros a veces son más ricos cuando los puedes compartir con alguien más. En el taller abordo el tema (de Eva y Lilith) con mucho más detalle. Hacemos un círculo de mujeres en línea. Se va haciendo esta comunidad, comprendiendo dónde somos Eva, dónde somos Lilith, y la importancia que nos es ahorita el reconocernos sabias y fuertes. El objetivo del libro es ayudarnos a recordar cuál es nuestro valor y rehabitar nuestro poder”
Precisamente su trabajo como promotora cultural e impulsora del género femenino hizo que la Cámara Nacional de la Mujer le otorgara el Premio Nacional de la Mujer 2019.
Sin embargo, para Elisa el logro está en haber permitido a más mujeres conocer e identificarse con su obra:
“(El premio) significó una mirada adicional, un susurro al oído de ‘vas por muy buen camino’. Di muchas gracias porque creo que desde ese reconocimiento tuve y tengo la oportunidad de acercarme a más mujeres que no me conocían. Que los reconocimientos sirvan para acercarnos a la gente y para continuar siendo congruentes”
Además de que la escritura le ha permitido compartir sus conocimientos con otras personas, entre risas, reconoció:
“Si yo no escribiera, implosionaría”
Para Elisa, ser autora es un proceso muy personal e íntimo que no acaba cuando concluye una obra:
“La misma escritura y el conocimiento me ha permitido adentrarme a mí misma, me ha permitido reflejarme en las propias letras que escribo, para después tener la valentía de habitarlas. Es una necesidad de transmitir, pero también de autosanar a partir de lo que se escribe, y es una misión de vida, de poder tocar los corazones de muchas mujeres y muchos hombres con el conocimiento y la entrega al estudio”
Antes de la pandemia de COVID-19, Elisa Queijeiro dividía su tiempo entre conferencias, capacitaciones empresariales y recorridos en museos y recintos históricos.
Con la crisis santiaria, algunos de esos proyectos han quedado suspendidos, pero continúa brindando talleres en línea y compartiendo conocimientos con sus lectores a través de Facebook, Twitter, Instagram, y también mediante su podcast en Spotify.
Además de continuar expandiendo su red de seguidores en las plataformas digitales, está ansiosa por la publicación de su libro Mexicanas al grito de paz, la cual fue pospuesta hasta 2021 a causa de la pandemia:
“Quiero terminar este primer tomo y tener toda la promoción alrededor y la visibilidad de la historia de Malinche en México y en el mundo. Ese es uno de mis objetivos primordiales. Por otro lado, la consolidación de mis plataformas digitales de tal manera que el conocimiento pueda quedar ya instalado en esta nube, en esta red, en esta digitalización, que puedan acceder sin necesidad de que esté yo siempre presente para poder compartir el conocimiento. Seguir con las clases y los cursos, pero a manera de plataforma digital. Igualmente, los recorridos por los museos de nuestro país”
Al ser cuestionada sobre cómo siendo madre de tres equilibra su vida familiar y social con sus ambiciones laborales, Queijeiro fue muy clara al destacar que ese es el reto de todas las mujeres, con o sin hijos.
Para Elisa, encontrar el balance es una tarea diaria, pero el empuje necesario lo encuentra en lo más profundo de su ser:
“Siguiendo a mi corazón, tanto para formar parte de la vida cotidiana de mis hijos, como estar pendiente de sus necesidades y las cosas que a ellos les importan más. Ser parte de ese sistema, pero sin soltar el sueño. Ese es el gran reto. No soltarlo. No es fácil ni siempre se logra de la mejor manera, pero el seguirlo intentando y comprender que es un tiempo de evolución de las mujeres, no solamente de la mujer madre abnegada que vive absolutamente para los hijos, sino que también ya llegamos al punto donde debemos o podemos habitarnos como mucho más libres y enfocadas”
Elisa considera que esta transformación social y el reconocimiento de la propia feminidad va más allá de la crisis de violencia de género que vive nuestro país, pues siendo una estudiosa en historia, sabe que esta problemática tan polémica actualmente está lejos de ser nueva:
“La crisis que vive nuestro país, en cuanto a violencia de género, no es nueva. Es la primera vez que tiene denuncia y vista gracias a las redes, a lo democráticas que se vuelven y a la posibilidad de que se sepa. La enorme evolución es poder saber que existe esa violencia de género, denunciarla y, por lo tanto, atacarla. El reconocer la propia feminidad es algo importante con o sin violencia de género”
Precisamente sobre este tema, Queijeiro nos regala la siguiente reflexión:
“El empoderamiento es interno, es personal, es una fuerza que surge de cada mujer. Antes de pensar en un empoderamiento, hay que recordar nuestro valor y desde ahí habitar nuestro poder”