El pasado domingo 26 de abril, se celebró el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil, fecha decretada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reflexionar sobre los peligros que puede ocasionar un mal manejo de energía nuclear. Con motivo de esta fecha, resulta importante reflexionar sobre cómo la contaminación nuclear continúa afectando a los habitantes, especialmente mujeres, en las zonas con altos niveles de radiactividad.
¿En qué consiste la radiactividad?
La radiactividad es un fenómeno físico que presentan ciertos cuerpos, consistente en la emisión de partículas o radiaciones, o de ambas a la vez, procedentes de la desintegración espontánea del átomo (Tardon, 2011).
Las radiaciones son un tipo de energía que forma parte de la naturaleza y de aplicaciones artificiales, como la energía nuclear y ciertas aplicaciones médicas (como los rayos X o la radioterapia para tratar el cáncer).
De acuerdo con Tardon (2011), hay muchos tipos de partículas en las radiaciones, pero las que más abundan son las de tipo gamma, que atraviesan sin dificultad los tejidos e impactan en el ADN de las células, lo cual puede provocar mutaciones celulares y dar lugar a diversos tipos de cáncer. Sin embargo, Tardon (2011) también comenta que la radiación se puede inhalar, permitiendo que el elemento químico entre en el cuerpo, pueda metabolizarse y permanecer durante mucho tiempo descargando radiaciones.
Accidente de Chernóbil
El accidente de la planta nuclear de Chernóbil, tuvo lugar en 1986. Surge a partir de una gran explosión que liberó 200 toneladas de material radiactivo, el cual se extendió a distintas regiones y condujo a una severa crisis a la cual políticos y científicos de diferentes países tuvieron que enfrentarse (BBC Mundo).
Uno de los grupos más afectados a partir de esta crisis fue el de las mujeres, específicamente en cuanto a salud reproductiva y mental, ya que debido a la capacidad de las radiaciones ionizantes para provocar cambios en la estructura de las células (es decir, para alterar su ADN), abundó el temor a las enfermedades congénitas causadas por la radiación entre las mujeres de la zona.
En la serie de HBO sobre Chernóbil exponen un poco esta problemática al compartir la experiencia de Lyudmilla Ignatenko, quien era esposa de un bombero que falleció tras servir durante el accidente nuclear. Posteriormente, Lyudmilla perdería también a su hija, cuatro días después de haber nacido. La muerte de su hija fue a causa de una enfermedad cardiaca congénita inducida por radiación y cirrosis, la cual surge a partir de la exposición que tuvo estando aún en el vientre de su madre cuando ella le visitaba en su lecho de muerte (BBC Mundo).
La historia de Lyudmilla sigue siendo uno de los casos más trágicos que sufrieron las víctimas de Chernóbil y quizás muchas mujeres sufrieron experiencias similares. No obstante, es posible que a diferencia de mujeres como Lyudmilla, cuyos esposos servían en el reactor poco después de que explotara, la mayoría sufriera los efectos de la radiación en menor medida.
Sin embargo, de acuerdo con Ferreira (2019), debido a la falta de pruebas sustanciales y estudios sobre el grado de riesgo que experimentaban las mujeres embarazadas de la época, el temor y en algunos casos, la desinformación sobre los efectos congénitos de la radiación, condujo a que, decenas de miles de ellas optaran por abortar, algunas por indicaciones de sus médicos y otras por decisión propia para evitar cualquier tipo de enfermedad congénita.
Otro caso, de mujeres afectadas por la contaminación nuclear, es el de las ‘babushkas’ de Chernóbil, un grupo de mujeres que decidieron quedarse en sus pueblos nativos y, por tanto, viven aisladas dentro de una zona llamada: la ‘zona muerta’ o zona de exclusión, un perímetro de 30 km en Ucrania alrededor del reactor nuclear que explotó en 1986 (Delgado, 2019). Se le llama así ya que todo en la zona está contaminado para siempre (según los estudios científicos, durante 24 mil años aproximadamente).
En la actualidad se sabe que existe un centenar de ‘babushkas’, quienes en su mayoría son mujeres de entre 70 y 80 años. De acuerdo con Delgado (2019) algunas padecen afecciones en la tiroides por la alta radiación que absorben, y el riesgo a desarrollar otros tipos de cáncer es muy alto. Sin embargo, para algunas la mayor amenaza a la que se enfrentan es el aislamiento en el que viven, ya que los pueblos de la zona muerta están habitados por una o dos mujeres y muchas partes de la región se vuelven inaccesibles durante el invierno debido a las nevadas.
Caso Islas Marshall
A pesar de que los efectos de la radiación son mayormente conocidos por el accidente de Chernóbil, existen otras zonas como las Islas Marshall, ubicadas en el Pacífico en la región de Micronesia, que también sufrieron las consecuencias de un mal manejo de la energía nuclear.
En 1944, la administración de estas islas pasó a manos de los estadounidenses, quienes realizaron una serie de pruebas nucleares en la zona durante el periodo de la Guerra Fría.
De acuerdo con la BBC (2019) estudios de la Universidad de Columbia en Estados Unidos constataron que los niveles de radiación en algunos puntos de las Islas Marshall siguen siendo más altos que en Chernóbil, y a pesar de que antes de las pruebas se trasladó forzadamente a los habitantes de esta zona, las partículas radiactivas se esparcieron por todo el archipiélago.
Lamentablemente, los efectos de estas pruebas persisten, ya que un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer de 1998 estableció que los niveles de cáncer en las Islas Marshall eran ‘alarmantes’, y se atribuyeron a la radiación particularmente, los casos de leucemia, cáncer de tiroides y casos de mujeres que sufren cáncer de mama, abortos espontáneos e hijos con defectos de nacimiento (BBC, 2019).
https://www.google.es/amp/s/www.bbc.com/mundo/amp/noticias-49032065
Además, la BBC (2019) expone que la zona de las Islas Marshall tiene el mayor índice en el mundo de cáncer cervical. Aunque se reconoce que son necesarios más estudios para determinar las causas y el papel de la radiación en este tipo de cáncer, es posible que dichos casos se hayan potencializado debido a los altos niveles de radiación.
En la actualidad, las consecuencias de las catástrofes nucleares del pasado continúan, y la contaminación radiactiva continúa afectando de diferente manera a hombres y mujeres en distintas partes del mundo.
A pesar de que hoy en día se tiene más control sobre este tipo de energía, aún existe mucho campo en la investigación científica para combatir la contaminación nuclear y ayudar a sus víctimas.
Fuentes:
BBC News Mundo (2019) Chernóbil: la primera entrevista de la verdadera Lyudmila Ignatenko, esposa de uno de los bomberos que murió tras el desastre nuclear
Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50899067
BBC News Mundo (2019) Islas Marshall: el lugar en el que los niveles de radiación son más altos que en Chernóbil y Fukushima (y qué tiene que ver Estados Unidos)
Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-49032065
Delgado D. (2019) Mujeres que cultivan tierras radioactivas, El salto Diario
Recuperado de: https://www.elsaltodiario.com/saltamontes/mujeres-que-cultivan-tierras-radioactivas
Ferreira B. (2019) ¿Por qué cientos de miles de mujeres abortaron después de Chernóbil? Vice en español
Recuperado de: https://www.vice.com/es_latam/article/ywyqzv/vice-por-que-miles-mujeres-abortaron-despues-de-chernobil
Tardón L. (2011) ¿Qué efectos tiene la radiactividad sobre la salud? El Mundo, Madrid
Recuperado de: https://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/03/15/noticias/1300203080.html