Los meses transcurren y transcurren, y no vemos fecha para cuando esta pandemia termine. El país exige una reactivación económica en calidad ‘urgente’, todos hablan de la pésima estrategia del Gobierno Federal para hacer frente, pero nadie hace eco al ‘valemadrismo’ del mexicano, donde hay un contagio cada diez minutos, pero salgo sin cubrebocas ‘porque me asfixio’, ‘es que le hice su fiesta mijito’ porque se graduó del kinder’, ‘ya tenía ganas de ir por una chela; estoy muy aburrido con la cuarentena’, ‘me voy a meter al gym clandestino, tengo que seguir ejercitándome’, un sinfín de pretextos que puedo mencionar y no me alcanzaría mi columna de la quincena pa’ escribirlas, pero al menos en mi entorno, son las más comunes que escucho.
Esta pandemia sacó lo peor de muchos y lo generoso de pocos; una de esas acciones es la violencia emprendida contra el personal médico, encargados de atender en la primera línea a tu amigo que fue por la chela, fue a tomar el café con la comadre, se ejército en el gym, hizo una fiesta porque estaba aburrido y un montón de argumentos más con los que propician contagios de manera exorbitante. Sin embargo, los culpamos de ‘instalaciones de chips 5G en nuestros cerebros’, ‘ extracción de líquidos de rodillas’, ‘inyecciones letales para muertes rápidas’ y muchas otras causas por las que la gente fallece de este virus, pero eso sí… ¡jamás es culpa del ‘valemadrismo’!
Hay personas para quienes no cabe en sus posibilidades cumplir con una cuarentena; el trabajo sigue y los gastos no paran, las familias demandan las necesidades más básicas y como decía mi difunto padre: ‘A todo te acostumbras, menos a NO comer’, pero en un instante de reflexión que a veces tengo cuando me meto a bañar, me pongo a comer o de plano me hago guaje con la tarea de la Universidad, en serio que no termino de comprender…
¿Por qué tanto menosprecio, coraje y señalamientos a nuestros médicos? Ellos tienen una familia que los espera, sin embargo están con tu amigx, vecinx, primx o cualquier conocidx tuyx luchando para que siga viviendo.
¿Qué reciben a cambio? Gritos, insultos y agresiones físicas, empezando por los poderes del Estado, que hacen menos su chamba, por un sueldo por debajo del promedio y jornadas exhaustivas prolongadas dónde no tienen chance para comer, tan solo imagínate estar todo el día, en un overol enorme como tres tallas arriba de la tuya, unos googles cuya marca se te queda en el rostro como tatuaje, un cubrebocas especial con el que sudas y sudas, una careta que se empaña con cada suspiro de cansancio, pero se seca con cada suspiro de esperanza, eso sí, comprados con su propio dinero, porque del Gobierno… ¿Qué les digo? El resto ya lo saben.
¡Ah! Pero el post en face con un doctor, enfermera o cualquier tipo de trabajador de la salud en grande con la palabra ‘Heróe’, el título ¿cómo para qué? Mejor súbanles el sueldo, incentívenlos, que se reconozca el trabajo que día a día hacen y no solo en tiempos de COVID-19, sino de todo el amor, empeño, profesión y respeto que ponen para que tú y yo respiremos, subamos, bajamos y cumplamos todo lo que queremos, gozando de plena salud. Ellos se lo merecen.
Imágenes: Freepick y YouTube.