Una de las cuestiones que más se ha visto afectada durante la cuarentena es la alteración de nuestros ciclos de sueño.
Es bien sabido que el descanso es una de las necesidades básicas del ser humano, por lo que no regularlo nos puede traer serios problemas tanto físicos como psicológicos.
Las nuevas tecnologías suponen un gran avance para nuestra conectividad; sin embargo, lamentablemente en algunos casos, alejan a las personas de sí mismas y hasta de su propia salud.
Es común escuchar gente que suele dejar la televisión encendida para ‘relajarse y conciliar el sueño’, o tal vez, el teléfono al lado de la cama sonando toda la noche ‘por si algo importante se presenta’.
¿Por qué esto es un problema? Está comprobado que el 70% de los trastornos del sueño tiene que ver con la luz. Hoy en día es casi imposible irnos a la cama sin estímulos luminosos por doquier: televisión, teléfono, computadora y lámparas, entre otras cosas.
Pero no sólo la luz afecta al descanso. El estrés, la ansiedad y la incertidumbre también pueden alterar los patrones de sueño. El abuso de las redes sociales y los medios informativos puede generar una saturación de información que el cerebro termina de procesar durante su necesario momento de descanso. Es aquí cuando llegan las famosas pesadillas.
Hemos naturalizado tantas conductas que afectan directamente nuestros ciclos de sueño que creemos que nos hemos acostumbrado a dormir poco, cuando en realidad es dormir de una mala manera. Solemos decir ‘ya tomaré una siesta o recuperaré esas horas perdidas el fin de semana’.
El problema reside en que no estamos viendo las consecuencias negativas inmediatas que una alteración al sueño puede llevar a absolutamente todos los ámbitos de la vida.
Más aún en momentos complicados como los que estamos viviendo ahora mismo con la cuarenta debido a la COVID-19.
Estamos atravesando un periodo de readaptación pues nuestros horarios, quehaceres y planeaciones se han visto modificadas. Es momento de poner atención en cómo se ha visto alterado nuestro sueño. Hagámonos las siguientes preguntas: ¿Estoy durmiendo lo suficiente? ¿El dormir y despertar tarde provoca una confusión en mi cerebro a causa de la luz? ¿El hecho de no tener un horario fijo altera mi descanso? ¿El escuchar malas noticias a causa de la pandemia antes de dormir me permite tener un sano restablecimiento de mis funciones naturales?
Recordemos que si nos encontramos haciendo una cuarentena es porque estamos tomando medidas para cuidar nuestra salud individual y colectiva. Ya Maslow nos mostraba en su pirámide, que el descanso es una de las principales necesidades del ser humano.
Cuidemos de nuestra higiene del sueño, cuidemos de nuestra salud.