Este fin de semana me percaté de todos los gastos innecesarios que he realizado durante la pandemia porque lo mejor que podemos hacer durante esta crisis sanitaria, económica y hasta mental es correr en círculos hasta quedarnos dormidos, ahvedá.
Lo más conveniente para nuestro bolsillo es ahorrar de todas las maneras posibles, pues los tips de pobreza ya se volvieron la forma de vida de muchas personas; que si le echas más agua al shampoo, que si duermes más para comer menos, que si comienzas a comprar cosas de marca libre —aunque esas también ya te salen en un ojo de la cara—, entre otras cosas.
Bueno, volviendo al tema inicial, mientras me alistaba para pedir mi DiDi e ir por aceite y carne que faltaban en mi despensa porque solo compré frutas, verduras y especies en la verdulería más cercana para la que también necesito pedir un coche porque no tengo, caí en la cuenta de que tu amor fue una trampa, una trampa maldita, qué feo el desamor, oigan, pero ya me volví a desviar.
Retomando, lo que noté era que podía tener una mejor forma de organización y así evitaría salir de manera diaria, gastando dinero y evitando la posibilidad de contagio.
Yo antes de la cuarentena ya era una personita superdesorganizada, o sea, no le voy a venir a echar la culpa a este virus sobre mi estilo de vida porque no soy ese tipo de persona. Si tan solo alguien no se hubiera metido con el esposo de su mejor amiga, sería un mundo mejor, CHTM, Karla Panini.
En fin, como les venía contando, trabajo desde casa y esto genera un ritmo de vida diferente porque uno gestiona sus tiempos y a veces puedes confiarte demasiado, qué digo demasiado, vives la vida loca y te vuelves un ser de oscuridad.
De transportes como DiDi, Cabify o Uber gasto diario mínimo 60 pesos, mil 800 mensuales, porque debo ir al centro de autoservicio más cercano.
Sin embargo, una amiga, cuyo nombre permanecerá en anonimato, solo diré que empieza con A y termina con ísima, me recomendó la aplicación Cornershop por su buen servicio y porque te llevan la despensa a domicilio, solo que te cobran la módica cantidad de 99 pesos por cada envío, en mi caso 20 más por la lejanía, a menos que compres mil pesos, si es así, el costo del envío sale en 60 módicos pesos.
Otra aplicación de servicio a domicilio, pero esta no te cobra el envío es Wabi, que te lleva lo que quieras de la tiendita más cercana, pero resulta que en mi zona no hay establecimientos afiliados.
Lo que se me ocurrió —y debí hacer desde un principio— es comprar de manera quincenal la despensa, como muchas familias lo hacen, y así solo ocuparía dos veces por semana DiDi y, en caso de que no coincidiera mi fecha de nómina con el fin de semana que tenía que salir a abastecerme de provisiones, podría ocupar mis maravillosas tarjetas de crédito.
Yo soy protarjetas de crédito, pues no solo traen deudas a largo plazo a tu vida, sino que te generan historial crediticio, te sacan de apuros y lo mejor es que, si domicilias pagos de servicio, como agua, luz, internet o cable, obtienes un descuento de 30 o 50 pesos.
Conforme ha pasado el tiempo, mi límite de crédito aumentó; además, cuento con al menos dos tarjetas de crédito para emergencias, como comprar electrodomésticos a cómodas mensualidades o he adquirido cosas cuando no tengo efectivo, así que, piensa bien en qué gastar durante la pandemia; estira el dinero implementando nuevas estrategias en tus expediciones al súper y utilizando los servicios que brinda el banco a tu favor, y no seas como yo, sé más organizado porque eso no solo te sirve para una situación adversa, sino en tu vida en general, ya que planear te ayudará a cumplir tus objetivos en tiempo y forma.
Este texto fue publicado originalmente en El Diario de Finanzas.
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