Me invitaron a un evento que les abre el micrófono a las mujeres y en esta ocasión la charla casual, porque eso es, la voz de todas las chicas que desean pasar y exponer sus dudas, preguntas o historias, retumba por todo el lugar, que en esta ocasión fue en el foro CC11 en San Pedro Cholula: los Pulques Feministas.
Bajo la conducción de Adrianísima y Cecilia, quien cargó durante toda la noche a su bebé Teo, de 5 meses, varias chicas contestaron la pregunta que regía la reunión: ¿cuándo te diste cuenta de que eras mujer?
Esta pregunta fue respondida de mil maneras y en cada una de ellas me reflejé porque sí, muchas nos dimos cuenta de nuestro género cuando nos llegó la regla, nos crecieron las bubis, nos rompieron el corazón por primera vez o descubrimos nuestra orientación sexual.
Darse cuenta de tu lugar en el mundo no es tarea fácil y dentro de los Pulques Feministas coincidimos en que ser mujer significa sensualidad, ternura, sensibilidad, comprensión y una infinidad de virtudes.
Yo no pasé a hablar sobre este tema porque sinceramente era una pregunta que nunca me había hecho y porque seguía preguntándome en qué momento me había dado cuenta de que era mujer, mientras todas parecían saberlo.
Recordé, como mis compañeras, la vez que me bajó, justo a los 12 años, cuando yo no quería eso, no quería convertirme en algo que modificara mi rutina; incluso, me negué a usar brasier por mucho tiempo a pesar de que mis senos seguían creciendo, ya que no quería llamar la atención de los niños y entonces usé corpiño hasta los 15 años; ¡malísima decisión!, pero esta tan solo fue el inicio de tantas.
Sin embargo, nada de eso inspiraba la respuesta a la pregunta de cuándo me di cuenta de que era mujer. De hecho, llegué a pensar que posiblemente me seguía considerando una niña sin conciencia de su ‘mujerez’, como decía una de las mejores amigas de Mafalda, y ¡qué oso pasar a decir eso!, pero no, al final encontré la respuesta.
Crecí en un entorno permisivo y rodeada de pura vieja, así que no estuve acostumbrada a la figura masculina durante algún tiempo (🎵 y soy rebelde, cuando no sigo a los demás 🎵, ahvedá).
El tema es que pensé que me di cuenta de mi género cuando no quería enfrentar esta transición de niña a mujer porque quería seguir siendo esa pequeña a la que solo le interesaba jugar durante los fines de semana con sus primas, así que podría decirse que supe que era mujer cuando tuve miedo a sufrir, lo que me llevó a descubrir que no es cuestión de género, sino de humanidad.
Lo que intento decir es que darte cuenta de tu papel en la vida y las posibilidades que tienes de ser quien eres y cagarla o no son infinitas, pero tanto hombres como mujeres tenemos miedo al darnos cuenta de ello.
Sí, yo no quería ir a comprar toallas al supermecado ni preocuparme de que manchara la banca, pero ellos también sufren con los cambios en su cuerpo y tienen miedo de que el asunto se les pare sin razón alguna cuando recién descubren que ‘lo que les cuelga’ cobra vida propia bajo ciertas circunstancias.
En realidad, me atrevo a decir que casi nadie es educado para esperar cambios y para hacer su egoísmo de lado y saberse el componente de un todo. Todos somos pequeñas moléculas que, apiladas, conforman lo que existe y vemos, así como lo que no, pero no todos estamos preparados para afrontar esa realidad.
Ser mujer para mí significa simplemente ser humana y, aunque la sociedad actual y los avances tecnológicos nos han reducido a una individualidad absurda, creo que es buen momento de percatarnos de que las mujeres y los hombres pertenecemos a la misma raza y tenemos una misión, tanto en conjunto como específica, la cual es irremplazable.
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