La violencia obstétrica (OV) es considerada como una forma de violencia de género en contra de las mujeres que están embarazadas, debido a que durante el periodo de gestación y al momento del parto, los derechos de la madre y los del bebé no son respetados.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Red Latinoamericana del Caribe y de Bioética, la define la OV como:
“El tipo de violencia ejercida por el profesional de salud, sobre el cuerpo y los procesos productivos de las mujeres. Esta clase de violencia se expresa mayoritariamente, aunque no con exclusividad, en el trato deshumanizado hacia la mujer embarazada, en la tendencia a patologizar los procesos reproductivos naturales y en múltiples manifestaciones que resultan amenazantes en el contexto de la atención de la salud sexual, embarazo, parto y posparto”.
De acuerdo con datos del Observatorio de Violencia Obstétrica, el 70 por ciento de mujeres no recibió información sobre la rotura de bolsa inducida. Algo que según, la Organización Mundial de la Salud (OMS), debe ser de forma natural.
Por si esto fuera poco, se han reportado muchos casos en los que la mujer ingresa a parir sola, sin que alguien de confianza la acompañe, lo que significa un abandono. Asimismo, se considera violencia obstétrica cuando la embarazada no recibe un trato adecuado por parte del personal médico.
Las prácticas no autorizadas por la madre y ejercidas sobre los bebés, así como la realización de cesárea cuando se puede tener un parto natural, la inducción al parto y la colocación de anestesia sin consentimiento es violencia obstétrica.
Otras manifestaciones de la violencia obstétrica son:
- No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas
- Obligar a la mujer a parir en una posición que le resulta incómoda, si hay alternativa
- Obstaculizar, sin causa justificada, el apego precoz del niño con su madre, negándole la posibilidad de cargarlo y amamantarlo
Finalmente, con base en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (Endireh), ‘de 8.7 millones de mujeres que tuvieron al menos un parto entre 2011 y 2016 en México, 33.4 por ciento refirió haber sufrido maltrato por parte de quienes las atendieron’, es decir, sufrieron maltratos tales como: gritos, regaños, retrasos en la atención, ignorancia de la paciente, presión para aceptar métodos anticonceptivos o esterilización involuntaria.
Con información del Gobierno de México, Organización Mundial de la Salud y Endireh
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