Las vestimentas típicas de nuestro México lindo y querido resaltan por sus diseños y colores. Hoy te hablamos del quechquémitl.
El quechquémitl destaca como una pieza única en la indumentaria prehispánica mexicana, arraigando su supervivencia desde el período clásico, entre los años 300 y 900 de nuestra era.
Esta longevidad se evidencia en diversos hallazgos, como figuras de barro, estelas y códices coloniales.
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Las culturas originarias de México y Latinoamérica pueden visualizarse como un amplio lienzo tejido con hilos de sabiduría y esencia espiritual, teñido con los colores de su entorno natural.
En este contexto, la indumentaria se convierte en una expresión material que emerge de este lienzo cultural.
La historia detrás del quechquémitl
El quechquémitl, presente en las comunidades prehispánicas del Golfo de México, resguarda un legado ancestral que refleja la sabiduría y cosmogonía de estas poblaciones primigenias.
Este testimonio se fusiona con influencias culturales tras el mestizaje, convirtiendo al quechquémitl en un testigo material de capítulos históricos más allá de sus hilos.
Al hablar del quechquémitl, nos referimos a una creación singular, conformada por dos rectángulos del mismo tamaño que se unen en forma de L, dando origen a una prenda triangular con cuello abierto.
Puede llevarse con los picos al frente o en la espalda, o bien, sobre los hombros para un efecto de paralelepípedo, según detalla Marta Turok, antropóloga y especialista en Arte Popular de México.
La simplicidad de una figura geométrica universal adquiere utilidad al transformarse en esta prenda femenina.
Turok sugiere que esta prenda habría sido exclusiva para sacerdotisas, diosas y mujeres de alto rango, asociado posiblemente a la fertilidad.
El maestro Remigio Mestas, artesano oaxaqueño y estudioso del textil, concuerda con su uso femenino y agrega que en algunas culturas era considerado «un trofeo para las guerreras mixtecas».
En estados como Veracruz, Michoacán, Puebla, Guerrero y San Luis Potosí, donde esta prenda prehispánica se mantuvo en uso, se cuentan alrededor de 45 técnicas de tejido.
La más común es el tejido liso con trama suplementaria, donde se añaden hilos a la urdimbre para formar la iconografía.
En cuanto a las fibras que conforman los hilos del quechquémitl, Remigio Mestas explica que en el México prehispánico, el pueblo utilizaba ixtle, mientras que la alta sociedad empleaba algodón, pelo de conejo y plumas.
A lo largo del tiempo, la prenda evolucionó para incorporar algodón y lana, esta última introducida durante la colonia.
Respecto a los colores de los hilos, inicialmente se usaba el rojo grana cochinilla y el negro de los borregos, o se recurría a plantas como el huizache o el mezquite para obtener tonos.
¿Cómo y cuándo se utiliza el quechquémitl?
Durante el período prehispánico, esta prenda era una cosa exclusiva reservada para mujeres de alto rango social.
Esta pieza de indumentaria representaba más que simple vestimenta, encapsulando el estatus y la posición de las mujeres que la portaban. Era un símbolo de distinción y conexión con la espiritualidad, a menudo vinculada a roles sagrados y ceremoniales.
A medida que el tiempo avanzó y la era colonial comenzó, el quechquémitl no escapó de las transformaciones que afectaron profundamente las estructuras y tradiciones indígenas.
La influencia cultural y religiosa de los colonizadores europeos trajo consigo una serie de cambios en la vida cotidiana y en las prácticas culturales de las poblaciones originarias. Esta prenda, antes reservada para mujeres de élite, comenzó a extenderse hacia otras comunidades.
Sin embargo, con la modernidad y los cambios en las preferencias de vestimenta, el uso de este ha experimentado una disminución gradual en algunas comunidades.
A pesar de ello, varios esfuerzos de revitalización cultural y de artesanía están en marcha, destinados a mantener viva la rica historia y tradición que esta prenda representa.
Proyectos de rescate y la persistente labor de artesanos y expertos textiles contribuyen a preservar la esencia y la artesanía única que el quechquémitl encierra.