Mezquindades, rabias y cortoplacismos. Las evidencias de las transiciones en México exhiben a un país desgarrado con un objetivo fundamental: que la desgraciada, integral y absoluta miseria del país tenga un responsable.
La salud es un grave ejemplo. Fue usada como multimillonario botín e instrumento político durante el sexenio de Gabino Cué Monteagudo; era que sepultó las bases de su universalización en Oaxaca.
La universalización de los Servicios de Salud en México se integra en los compromisos firmados por el país en el marco de la Agenda 20-30, ratificados una y otra vez con la comunidad internacional para la fotografía por el gobierno federal en turno.
En un país con una tasa de informalidad que ronda el 60 por ciento, y un Oaxaca que ocupa el primer lugar nacional en la materia con el 81.9 por ciento de trabajadores sin prestaciones, asegurar por lo menos el acceso a la salud es una deuda por demás básica… pero tanto en México como en Oaxaca, las decenas de millones que presupuestan para Salud ha convertido a funcionarios en mafiosos.
En Oaxaca sí se construyeron cimientos de la ambiciosa universalización de Salud, desde los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO). 75 clínicas y hospitales, unidades móviles, Seguro Popular… y después, la transición.
Desde diciembre de 2010, la gestión de Germán Tenorio inició con acusaciones graves contra la gestión de Martín Vásquez Villanueva frente los SSO: desvíos, falta de pagos, deudas, elefantes blancos. Ello significaba –no lo sabíamos entonces– que el plan de universalización de salud se detendría en la entidad.
Está asentado: de acuerdo con convenios oficiales y públicos, los hospitales que faltaban de construirse en Oaxaca contaron con recursos asignados para su construcción y equipamiento desde 2010.
Si se quedaron como elefantes blancos y a medio construir fue porque de los SSO –al frente de los cuales estuvieron Germán Tenorio Vasconcelos y después Héctor González Hernández– decidieron detenerlos o porque sus altos burócratas no tuvieron la capacidad, conocimientos, audacia ni contactos para continuar los convenios ya signados a pesar de que sí había los recursos para concluirlos y estos se mantuvieron vigentes desde 2010 hasta 2019, año en que el Gobierno de México decidió frenarlos definitivamente como consta, remarco, en los convenios firmados por la administración estatal y federal desde el multicitado 2010.
Los costos de esta determinación nacida en el sexenio gabinista son inconmensurables. A partir de diciembre de ese año, justo al inicio de la transición, decenas de clínicas y hospitales sellaron su destino como cascarones, y con ello, el de miles de oaxaqueños.
La reiteración es necesaria: los recursos para la conclusión de hospitales y su equipamiento estuvieron asegurados vía convenios firmados entre el estado y el gobierno federal desde 2010 y hasta mayo de 2019. Pero estos no se finalizaron porque no se les dio una gestión competente.
Es decir, la responsabilidad de los hospitales a medio construir es de quienes no gestionaron la recepción de recursos que sí estuvieron autorizados y disponibles desde 2010 hasta mayo de 2019, cuando se renovó el padrón de la red hospitalaria pública de México.
La siguiente columna profundizará sobre los detalles de este particular, pero también es fundamental revisar y exigir claridad en cuanto al pago de terceros.
A un mes de finalizar el sexenio ulisista, el acta de la última sesión ordinaria del consejo del organismo público descentralizado (OPD) de los SSO asentó que la deuda de terceros era de 379 millones y se consideraba liquidarla ese mismo 2010.
No leíste mal: El total de la deuda de terceros de los SSO en octubre de 2010 era de 379 millones de pesos y se pagaría con los recursos que, ese año, restaban por ministrar a la Federación… A la fecha, la deuda es superior a los 6 mil millones de pesos.
¿Cuál era la vía que mostraba la sesión para liquidar los 379 millones de la deuda a terceros considerando una plantilla de personal de 16 mil 357 afiliados? La misma de cada año: gestiones y negociaciones a todos los niveles entre funcionarios de los SSO y la Secretaría de Salud Federal para que los recursos llegaran en tiempo.
En el resumen oficial de considerandos del acta en mención, del 29 de octubre de 2010, se expone:
“CONSIDERANDOS DEL PRONÓSTICO DE EFECTIVO
…
2.- DURANTE LOS MESES DE NOVIEMBRE Y DICIEMBRE SE LIQUIDAN LAS CUOTAS PARTONALES Y TERCEROS INSTITUCIONALES POR 397 (sic.) MILLONES DE PESOS…».
La deuda de terceros institucionales y no institucionales era, entonces, factible de pagar en ese mismo 2010 de acuerdo con documentos oficiales.
Sin embargo, nueve años después, la deuda de los SSO llega a los 6 mil millones de pesos y, relativo al pago de terceros, supera los 2 mil millones.
¿En qué momento creció en 700 por ciento? En enero de 2018, el contralor de Oaxaca, Jesús Ángel Díaz Navarro, le informó en entrevista a Jaime Guerrero que ‘solamente en pagos de impuestos y adeudos a terceros se detectaron desvíos por el orden de 2 mil millones de pesos, desde los ejercicios fiscales 2013, 2014, 2015 y 2016’.
¿Por qué no hay nombres y apellidos a pesar de tantos años? ¿Por qué, para salir del paso, se sigue responsabilizando de esas deudas a ‘los sexenios anteriores’?
Y sin embargo, hay nombres y responsables que desglosaremos en las siguentes columnas.
Los niveles de la mafia a la que sucumbieron los SSO durante las gestiones de Tenorio y Gonzalez en la gestión gabinista mancharon de sangre a la dependencia, que maneja alrededor de 5 mil millones de pesos anuales entre los recursos asiganados a los SSO y el Seguro Popular.
Acerca del déficit anual, aviadores, regalos, contratos, proveedores, plazas, favores y sindicatos, los desglosaremos en las siguientes columnas.