A los cinco meses de que María Elena Ríos fuera agredida con ácido, las autoridades aún no detienen al autor intelectual del ataque que causó un inmenso daño a la joven saxofonista; sin embargo, continúa en recuperación y más fuerte que nunca.
En una entrevista para La Jornada, María Elena Ríos habló por primera vez del antes y después del ataque orquestado por el exdiputado priista Juan Vera Carrizal, quien actualmente se encuentra prófugo.
María Elena Ríos, quien cumplió 27 años en febrero, refirió que fue lastimada ‘del cuerpo y del alma’. La joven confiesa que en momentos ha deseado la muerte por tanto dolor; sin embargo, en otros reflexiona que debe ser fuerte:
“Cuando una mujer quemada queda viva, no nos queda otra que ser fuertes. Y para mala suerte de Juan Antonio Vera Carrizal, mi agresor, yo quedé viva”.
María Elena señala que ‘esto que vivimos las mujeres ahora en México no es normal, es un retroceso de la humanidad, una falla en la evolución’.
No obstante, gracias a su familia y las mujeres que se han unido para exigir justicia por ella, Male, como le dicen de cariño, continúa tratando de superar el dolor, no solo de sus heridas, sino el que le provoca la injusticia y la impunidad:
“Y eso es lo que intentó, darme una muerte lenta vaciándome ácido. Pero para su mala suerte estoy viva, con mucho dolor, con mucha tristeza pero cada día más fuerte. Porque no queda de otra. Y lo estoy logrando gracias a mis padres, a mi hermana Silvia, que se convirtió en una activista para defenderme, y a tantas voces de mujeres que se han alzado por mí, que sé que son mis amigas, aunque no conozca sus nombres ni sus caras”.
Male narra que estudió comunicación y después tuvo la oportunidad de trabajar con el exdiputado. Luego, nació una relación violenta de la cual no pudo escapar tan fácil, pues cuando se dio el valor de terminarlo, él la amenazó y finalmente, la agredió:
“Hay personas que se atreven a criticarme y dicen que si me trataba mal por qué no lo dejaba. Pero una persona violenta como él es capaz de envolverla a una en un círculo de miedo… Destruyó mi autoestima: me decía que era fea, burra, zorra, puta. Y llegué a creerlo. Sobre todo, me agredía mucho con las cosas que a mí me gustaban. Cuando le dije que iba a romper con él, me dijo que eso lo iba pagar con Dios. Lo que nunca me imaginé fue que él se creía ese dios, con el derecho y el poder de destruir mi vida. Y sí, me la destruyó. No sólo a mí sino a mis padres y a mis tres hermanos. Y me destruyó justamente cuando decidí ser valiente, cuando empecé a creer en mí”.
En la entrevista, María Elena también narró el mal trato que sufrió en el hospital y la indiferencia de las autoridades, quienes no la apoyaron hasta que su hermana hizo público el caso y comenzó la presión mediática.
Uno de los momentos que más estremeció, fue cuando recordó el momento del ataque:
“Empecé a sentir el ardor. Vi cómo se caían los pedazos de mi piel. Grité y corrí hacia el interior de la casa. Mi mamá salió y lo primero que hizo fue abrazarme, por eso ella también se quemó el pecho, los brazos y su abdomen… Mientras me subían a la ambulancia yo le llamé. Le dije: ‘Vinieron y me rociaron con ácido, Juan, fuiste tú’. Y él todavía se rio”.
Tras lo ocurrido, Mane señala que no se ‘hace muchas ilusiones con la justicia’:
“Las autoridades creen que porque estoy viva ya todo está bien. ¿Entonces tenía que morir para que me hagan justicia? No tienen idea de lo que es tratar de reconstruirte, recoger cada pedazo de tu cuerpo todos los días y saber que ni siquiera así vas a recuperar lo que tenías antes”.
De acuerdo con la asociación Acid Surviviors Trust International (ASTI), al año ocurren mil 500 ataques con ácido en el mundo, de los cuales 80 por ciento es contra mujeres por lo que se considera un tipo de violencia de género.
Fuentes: La Jornada, Mujer México
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