Las maestras mexicanas son víctimas de situaciones de violencia de género en su contexto laboral; así lo exhibió Anel Montero, profesora del estado de Veracruz, mediante un artículo publicado en Nexos.
Desde 2019, se han viralizado casos de acoso sexual por parte de los propios alumnos, quienes toman videos del escote o partes privadas de las pedagogas para compartirlas vía WhatsApp u otra red social con sus compañeros.
Sin embargo, estas situaciones son solo una muestra de la violencia de género que persiste en contra de las maestras al interior de los colegios, donde no existen protocolos que las protejan de los agresores y muchas veces se enfrentan a la indiferencia o la revictimización por parte de las autoridades.
Montero precisó que durante su participación en un foro democrático que impulsó un diálogo sobre la reforma educativa de 2013, en la que un académico afirmó:
“Ganamos la narrativa de la Reforma Educativa. Se la ganamos a Loret de Mola y De panzazo, donde se culpaba al docente del fracaso educativo”
Sin embargo, la docente resaltó que en dicho triunfo no aparecen las experiencias de las maestras, quienes tampoco ya no cuentan con el respaldo en tema de equidad de género del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE).
El INEE fue el encargado de que la mujer figurara en las estadísticas de docentes que lograron ingreso y promoción en el Sistema Educativo Nacional, y cuyo trabajo, según precisó Montero, ayudó a las profesoras a empoderarse.
La maestra resaltó que la ausencia de este organismo representa un duro golpe para la planta educativa femenina, que ahora no tiene un medio para denunciar las profundas injusticias y grave discriminación que la reforma educativa de 2019 le impone.
Montero precisó que la iniciativa de la Secretaría de Gobernación (Segob) de que las escuelas sirvan como refugios para mujeres violentadas, para que las docentes denuncien casos de abuso tanto en alumnas como madres de familia, es muy importante:
“La sororidad es crucial, sobre todo en mujeres que llegan a ocupar puestos clave en todas las áreas de la vida pública”
Sin embargo, la docente explicó que las maestras son víctimas de violencia institucionalizada porque no se consideran las condiciones de vida y de trabajo, y que se ha vuelto invisible para todos los sectores sociales.
Montero señaló que los agresores se valen de su autoridad para solicitar favores sexuales a las profesoras que solicitar licencias, cambios o permutas y, en caso de que reciban una respuesta negativa, se limitan a rechazar sus solicitudes, violentando sus derechos laborales.
Incluso, algunos de ellos afirman que las nuevas generaciones de maestras no tienen vocación y sus ‘habilidades sociales’ dejan mucho que desear, pues se rehúsan a ‘convivir’ con sus compañeros, aseverando además que ‘no aguantan nada’.
Ante ese escenario, Montero se pregunta ¿cuál es el compromiso de la Secretaría de Educación Pública para acabar con la violencia de género que sufren las docentes?
Con información de Milenio, Nexos y Excélsior
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