Yo’on Ixim es una asociación civil sin fines de lucro en Puebla que recibe a familias migrantes indígenas de Chiapas para apoyarlas con alfabetización, talleres, entre otros servicios básicos que las ayudan a llevar una vida más estable.
El nombre de la asociación es una variante de tsötsil, lengua indígena de dicho estado y se traduce como ‘corazón de maíz’.
El proyecto inició en noviembre de 2015 cuando Samantha Greiff se acercó a familias indígenas que se encontraban vendiendo chicles o haciendo malabares en los cruceros de la ciudad.
Samantha Greiff señala que desde pequeña le llamó la atención ver a niños y niñas en la calle, por lo que, al crecer, decidió acercarse a ellos para conocer más sobre su situación:
“Empecé a salir a la calle a conocer a niños y lo único que les podía ofrecer era enseñarles a leer y a escribir… un par de años me iba con ellos en los cruceros”.
En entrevista para Mujer México, Samantha Greiff refirió que el nacimiento de Yo’on Ixim no estaba planeado; sin embargo, el interés de los padres de familia de la comunidad tsötsil para que sus hijos aprendieran a hablar y escribir, la motivó a seguir con esta labor.
La activista comenta que al principio solo se reunía con los pequeños en las calles y en sus horas libres de trabajo; sin embargo, pronto crecieron los lazos de amistad y se corrió la voz sobre el trabajo de Samantha, por lo que más migrantes tsotsiles se acercaron a ella y la invitaron a visitar las vecindades en donde habitan.
Greiff refiere que estas familias llegan a Puebla y se concentran en la colonia La Loma, un barrio barato y en donde pueden alquilar habitaciones pequeñas en las que no les piden depósito ni documentación.
Los migrantes tsotsiles dejan sus hogares con la finalidad de trabajar y ganar un poco de dinero para salir de la pobreza extrema en la que viven en sus comunidades.
Sin embargo, muchos de ellos no han ido a la escuela y tampoco cuentan con documentos básicos como acta de nacimiento, por lo que no solo es difícil que encuentren un trabajo ‘formal’, sino tampoco tienen acceso a los servicios de salud pública.
Por lo anterior, al llegar a la ciudad, estas personas se encuentran aún más vulnerables. No obstante, gracias al activismo de Samantha, Yo’on Ixim se pudo consolidar como una asociación civil.
Yo’on Ixim trabaja bajo cuatro ejes: educación, vivienda digna, salud y empleo. De esta forma, la organización brinda herramientas a la población indígena migrante para afrontar los retos en un contexto urbano.
Actualmente, Yo’on Ixim no solo da educación certificada por el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), sino también organiza talleres de inserción laboral y ayuda a los migrantes a obtener su documentación básica.
Samantha comenta que su mamá es mexicana y su padre estadounidense, motivo por el que continuamente viajaba entre estas dos naciones.
La activista confiesa que su plan no era quedarse en México; sin embargo, ya lleva más de cinco años aquí, tiempo en el que se ha dividido para continuar con su trabajo en una consultoría y hacer que Yo’on Ixim continúe recibiendo a familias indígenas migrantes.
Para conocer más de este proyecto, puedes buscarlos en redes sociales como Yo’on Ixim.
Fotos: Yoonixim y Facebook/ Yo’on Ixim y El Sam AG