Como egresada de una de las carreras más apasionantes a mi parecer (Relaciones Internacionales) siempre he tenido una fijación y admiración por los mapas. Desde pequeñas representaciones gráficas hasta el mapa del cielo formado por formas imaginarias mejor conocidas como las constelaciones, estos recursos gráficos además de ofrecernos puntos de referencia para ubicarnos en cualquier parte del mundo, nos permiten tener mayor conciencia de lo que puede haber más allá de nosotros mismos y nuestras realidades.
En este sentido, el trabajo realizado por la geóloga Marie Tharp resulta de gran valor y admiración siendo ella quien crearía el primer mapa del suelo oceánico. El océano por años ha sido un enigma para la humanidad.
Los griegos personificaron este fenómeno en la mitología como el titán océano, hijo de Urano y Gea. Creían que este titán era la personificación de un río enorme que rodeaba el mundo ya que, los griegos tenían la creencia que recreaba las grandes masas de agua.
Desde la antigüedad se buscaron maneras de entender y conocer océanos y mares, sin embargo, el fondo del mar siempre fue un enigma hasta el Siglo XX cuando los estudios de la geóloga Tharp tuvieron lugar.
Marie Tharp nació en Michigan durante los duros años veintes. Su padre trabajaba en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos dibujando mapas de la clasificación de tipos de suelos. Es posible que de allí obtuviera inspiración la joven la joven Tharp. Sin embargo, antes de encontrar su camino como dibujante de mapas oceánicos, se encontraba interesada por la literatura.
Lamentablemente como muchas de nuestras más grandes científicas se encontró con el problema del machismo y no fue aceptada como estudiante de literatura por ser mujer. No obstante, eso no la detuvo para continuar buscando su lugar en el mundo.
Posteriormente, tras la llegada de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres tuvieron que ocupar los trabajos que dejaron los hombres mientras estos combatían en la guerra. Debido a esta necesidad, se animó a las mujeres a tomar “carreras masculinas” los cuales abarcaban generalmente, estudios relacionados estos con los ámbitos de ciencia y tecnología, entre otros.
Fue así como la joven Tharp obtuvo su título en Geología durante el año de 1944 por la Universidad de Michigan.
Asimismo, obtuvo un grado en Matemáticas por la Universidad de Tulsa y viajó a Nueva York en el año de 1948, donde comenzó a trabajar en el Laboratio Geológico Lamont con Maurice Ewin. Allí conocería al geólogo Heeze quien, motivado por la dedicación e inteligencia de Tharp, decidió unir fuerzas con ella para emprender diversos proyectos.
Al llegar la Guerra Fría encontraron un área de oportunidad para desarrollar investigación enfocada en los océanos. De esta monera, los conocimientos de Tharp en geología fueron de gran importancia para encontrar barcos hundidos y contribuir al desarrollo y estudio de naves submarinas. De esta manera fue como Tharp y Heeze trabajaron haciendo cartografías oceánicas por veinticinco años.
Sus primeros estudios se enfocaron en El Atlántico Norte. Sin embargo, en aquellos años no se les permitía a las mujeres navegar en barcos oceanográficos y, por tanto, su compañero Heeze era quien le hacía llegar los datos necesarios para la creación de mapas.
A pesar de que Tharp se había adecuado a las circunstancias que regían en su época para trabajar eficazmente con su compañero, las ideas machistas de la época llegaron más tarde a afectar el trabajo colaborativo entre ellos.
Fue en el año de 1953 cuando se encontraba dibujando un mapa del océano Atlántico que se percató de una grieta muy grande. De esta manera ella descubrió un grift en el océano Atlántico. Los rifts son fosas tectónicas alargadas que presenta la corteza terrestre. Es importante detectarlos ya que estas pueden producir sismos como maremotos.
Lamentablemente, su compañero Heeze no le creyó y se produjo una serie de discusiones en el laboratorio en torno a dicho descubrimiento, ya que en aquellos tiempos se consideraba una falta grave el corregir a sus compañeros hombres. Fue un año después cuando Heeze reconoció el descubrimiento de su compañera.
Después de esta situación, en el año 1959 por primera vez publicaron su mapa hecho a mano en el que se dibujaba el fondo del Atlántico Norte. Era la primera vez en la historia que se hacía un mapa tan exacto y detallado del fondo oceánico. Los trazos de Tharp probaron que en el fondo del mar existían relieves y que podían ser más grandes que los que había en la superficie.
Gracias a este descubrimiento, se comprobaron teorías sobre las placas tectónicas y la deriva continental las cuales son de gran importancia para la detección y prevención de sismos en la actualidad.
Más tarde, Tharp crearía junto con el artista Heinrick Berann un sistema de colores para pintar mapas que se mantiene en la actualidad: Rojo para zonas volcánicas, azul para llanuras abisales y morado para las dorsales oceánicas. Tharp continuó trabajando durante veinte años con datos de expediciones oceánicas que dieron como resultado de las mismas la creación del mapa mundial del fondo oceánico en 1977.
De esta manera Marie Tharp contribuyó no sólo al conocimiento que actualmente se tiene sobre el océano y fenómenos sísmicos, sino también a la permanente lucha contra prejuicios e ideas machistas.
Referencias:
Razkin U. (2016) Marie Tharp, la geóloga que dio luz y color al fondo oceánico. Mujeres con ciencia. https://mujeresconciencia.com/2016/06/29/marie-tharp-la-geologoa-dio-luz-color-al-fondo-oceanico/