El 23 de julio de 20011, Amy Winehouse fue hallada sin vida en su departamento en Londres, Inglaterra. Con apenas 27 años, su partida parecía predecible por cada borrachera y exceso que la puso en los titulares de los periódicos y revistas.
A los 9 años de su muerte, algunos aún la recuerdan como una leyenda musical, pero también como ‘otra víctima del alcohol, las drogas y la fama’, olvidándose de que fue una mujer explotada por el capitalismo, azotada por la violencia patriarcal y de que dos hombres fueron sus verdugos, pues lejos de impulsarla en su carrera, la dejaron hundirse en las adicciones y en el mito del amor romántico.
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Amy Winehouse es considerada una de las voces femeninas más influyentes y privilegiadas de los últimos tiempos, pero la violencia patriarcal apagó silenciosamente su voz.
La colectiva feminista Las brujas del mar señala que ‘el lado más miserable de la sociedad y el sistema cayó sobre ella’, pues desde su juventud, Amy sufrió depresión y bulimia.
Dicha agrupación busca que dejemos de invisibilizar esta línea de violencia contra las mujeres, por lo que llama a evaluar la reacción que tenemos como sociedad sobre estos casos y a entender cómo el sistema patriarcal repercute en las carreras y vidas personales de estas mujeres.
Hoy se cumplen 9 años de la muerte de Amy Winehouse. Mujer explotada por el capitalismo, azotada por la violencia patriarcal, ahogada por el mito del amor romántico y perseguida por su salud mental. El lado más miserable de la sociedad y el sistema cayó sobre ella, no olvidar. pic.twitter.com/mRIxvgR5Dk
— Las brujas del mar (@brujasdelmar) July 23, 2020
A continuación, te dejamos tres formas en que el capitalismo y el machismo habrían matado a Amy Winehouse:
1. Explotación
La cuenta regresiva para Amy Winehouse inició el 18 de junio de 2011 cuando subió al escenario en Belgrado, Serbia, tambaleándose y sin poder pronunciar bien las letras de sus canciones.
Los abucheos y chiflidos se hicieron presentes y nadie podía creer que alguien la había dejado subir a cantar en ese estado.
Sin embargo, este no sería el único antecedente de que sus allegados prefirieron que el show continuara a costa de su salud.
De acuerdo con el documental Amy, dirigido por Asif Kapadia, Mitch Winehouse, el padre que abandonó a la familia cuando la cantante tenía 9 años y regresó cuando se volvió famosa, sería uno de los responsables de que su hija no saliera del infierno de las drogas.
En una de las entrevistas señalan que:
“La oportunidad perdida para que se rehabilitara fue en 2005. Aun no le seguían los paparazzi, pero su padre dijo que no le hacía falta y ella se echó atrás”.
Esta situación fue retratada por la misma Amy Winehouse en su éxito mundial ‘Rehab’: ‘No tengo tiempo de ir, y si papá dice que estoy bien’.
De cada una de estos problemas, los medios tenían más para su negocio: Amy fumando crack, Amy cada vez más flaca, Amy deprimida…
2. Violencia patriarcal
En una sociedad acostumbrada al dolor, las tormentosas relaciones de Amy fueron normalizadas, pues se cree que el amor a una pareja puede derivar en violencia.
Incluso, a la fecha la artista está en la lista de mujeres que sufren, viven y mueren por haberse enamorado, porque a las mujeres se nos educa para sacrificarnos por los demás.
‘Deberías ser más fuerte que yo’ es una frase que Amy le canta a algún amante en ‘Frank’ y esto es una prueba de una idea del amor que ella misma sabía que era falsa.
Por si fuera poco, también aprendió a cumplir con las exigencias de la belleza patriarcal. Desde la adolescencia, Amy no estaba conforme con su imagen.
De acuerdo con testimonios de su hermano y madre, Amy sufría un trastorno alimenticio. Cuando era joven hacia dietas y vomitaba la comida, pero nadie le prestó demasiada atención a este problema.
3 Amor romántico
Blake Fielder es otro de los verdugos en la vida Amy; su relación estuvo marcada por una naturaleza autodestructiva y las drogas. Sus vidas coincidían con una infancia triste por la separación de sus padres.
Durante su relación con Blake, Amy aumentó su consumo de alcohol y empezó a cambiar la mariguana por la cocaína y la relación terminó cuando él volvió con una novia anterior.
Ella, mientras se debatía entre las pastillas, la bulimia y el desamor, se aferró a la música, en la que expresó más que nunca cómo es que el amor romántico nos hace sentir incompletos si no encontramos una pareja. En ‘Back to black’ relata lo crudo de una separación:
“Solo nos dijimos adiós con palabras, he muerto cien veces, tú vuelves con ella, y yo vuelvo… y yo vuelvo a nosotros.
La pareja volvió a juntarse hacia finales de 2006. Se casaron de sorpresa en Miami, y volvieron al esquema autodestructivo. Un día los fotógrafos los captaron abrazados, caminando por la calle con sus rostros cortados y ensangrentados.
Blake contó lo siguiente en el documental Amy Winehouse: the Untold Story:
«Tuvimos una discusión, perdimos el control y yo rompí una botella y se me enterraron algunos cristales. Ella me vio con miedo o amor o lo que fuera que fuera eso y como una extraña nuestra de amor se hizo lo mismo a ella».
En 2009, Amy Winehouse solicitó el divorcio:
“Me enamoré de alguien y eso no me hizo nada bien”.
Todo esto terminó por hundir a la cantante. Hasta aquel día cuando su guardaespaldas la encontró muerta en su cama junto a tres botellas de vodka vacías. Los análisis toxicológicos demostraron que no había rastros de drogas en su sangre, solo alcohol.
Sin duda, Amy Winehouse es una leyenda y la prueba más evidente de la violación a los derechos humanos de una mujer.
Fuentes: Twitter/ @brujasdelmar, Infobae, Revista Clase, Colectiva oleaje y La República
Fotos: Instagram/ Amy Winehouse y De 10