Sin duda en los últimos días has escuchado la palabra sororidad, la cual se entiende como el apoyo entre mujeres; sin embargo, el término va más allá, según expertos en temas de género.
Sororidad no solo es un concepto que inspira al movimiento feminista, sino una de las claves para lograr la igualdad.
En 2018, la Real Academia Española agregó la palabra bajo la definición de ‘agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo’. Sin embargo, desde 2016 la Fundeu ya contemplaba la expresión.
De acuerdo con La vanguardia, el término sororidad proviene de la palabra inglesa sisterhood, utilizada en los años 70 por Kate Millet, referente del feminismo de la segunda ola y autora de Política sexual.
No obstante, el significante de sororidad fue usado mucho antes por Miguel de Unamuno en su novela Tía Tula (1921). Desde entonces, Unamuno ya se cuestionaba que junto a fraternal y fraternidad (de frater, hermano) no existiera ‘sororal’ y ‘sororidad’.
La filósofa y política Clara Serra explica que este concepto es fundamental en la lucha feminista, pues el patriarcado impuso un modelo de competencia entre mujeres:
“Los hombres con poder están más tranquilos cuando nos estamos peleando entre nosotras. La sororidad es fundamental entre las mujeres”.
La periodista y humorista Nerea Pérez de las Heras refiere que la competitividad ‘entre mujeres es uno de los grandes engaños del patriarcado y es un enorme esfuerzo que ha hecho para dividirlas’.
Las mujeres pelean entre ellas por la aprobación masculina y un claro ejemplo de la normalización de esto se observa en las telenovelas cuando una actriz enloquece y trata de destruir a otra solo porque no logró ser el interés romántico del protagonista o el estereotipo de la ‘mujer perfecta’, la cual no solo tienen ‘belleza’, sino también es recatada y obediente.
Por lo anterior, terminar con estas rivalidades, facilitaría al sexo femenino trabajar en conjunto para cambiar las estructuras de poder.
Si bien el camino es largo, podemos comenzar a practicar la sororidad con pequeñas acciones como dejar de criticar a otras chicas por su vida sexual, su forma de vestir e incluso por estar a favor o en contra del feminismo, pues recordemos que este es un problema sistémico.
Fuentes: La Vanguardia, Milenio y efe8Minista
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