La ideología woke pasó de ser un movimiento que buscaba visibilizar los problemas sociales a dar paso a la cultura de la cancelación.
Actualmente, la cultura de la cancelación es una forma fácil de encontrar aliados y enemigos, primordialmente en redes sociales, pero también en las interacciones fuera del mundo virtual.
Esta actividad se produce en masa, lo que la ha convertido en un arma todavía más poderosa. La muchedumbre no solo se une contra el perpetrador, sino también con el que se muestra indiferente.
La cultura de la cancelación tiene la capacidad de crear grupos; también es la responsable de causar división. Sin embargo, ¿cuál es el origen de esta tendencia?
Los expertos afirman que todo comenzó con la ideología woke. Aunque el término ha cobrado fuerza en los últimos años, no es nuevo.
¿Qué quiere decir ser woke?
El término woke comenzó a utilizarse en la década de los 60. Su objetivo era definir a personas concienciadas sobre problemas sociales, en particular, acerca del racismo.
En 1972, el escritor Barry Beckham publicó la obra Garvey Lives! En la que un personaje hace referencia al panafricanista Marcus Garvey:
“He estado durmiendo toda mi vida. Y ahora que el Sr. Garvey me despertó, me quedaré woke. Y voy a ayudar a despertar a más gente negra.”
Posteriormente, se acuñó la expresión ‘Great Awokening’ (Gran Despertar) para aludir a la toma de conciencia de las personas de buen nivel económico y educativo sobre las injusticias sufridas por las minorías raciales.
Asimismo, se acuñó la expresión ‘racismo sistémico o institucional’ para denunciar la permanencia de esta problemática a consecuencia de una estructura injusta.
Sin embargo, no solo habla sobre la aceptación del problema. También exige que la comunidad blanca expíe su culpa. ¿Cómo? Manteniéndose en guardia y despiertos, es decir ‘stay woke’.
Además, tuvo un repunte en 2013, como respuesta a la brutalidad política y el racismo prevaleciente en Estados Unidos. Ese año, en las manifestaciones se veían carteles con la frase ‘Stay angry, stay woke’ (permanece enojado, permanece despierto (políticamente despierto).
En los años siguientes, el término woke comenzó a tener presencia en todas partes, en canciones, discursos y artículos de opinión.
De esta manera, ‘estar despierto’ dejó de centrarse en el problema racial y comenzó a referir a todas las iniquidades sufridas por las minorías.
Gradualmente, la ideología woke pasó de enfocarse en el racismo a abordar el sexismo, la homofobia y otras problemáticas sociales.
La ideología woke y la cultura de la cancelación
Los detractores de la ideología woke aseguran que se ha alejado por completo de sus orígenes activistas.
Además, aseguran que su principal riesgo es la inconsistencia. Quienes han quedado inmersos en esta cultura no solo no investigan, sino también consideran que está justificado ‘cancelar’, boicotear y avergonzar públicamente a quienes tienen opiniones contrarias.
Los expertos consideran que, sin importar cuál sea el tema, cada vez son más habituales las ‘cazas de brujas’.
Asimismo, afirman que lo más preocupante es que muchas veces no se necesita expresar una opinión para recibir una represalia.
Esto fue lo que ocurrió durante el movimiento de Black Lives Matter. En ese momento, uno de los eslóganes más repetidos era ‘White silence is violence’ (el silencio blanco es violencia).
Como resultado, existe una presión para que las personas, en particular las famosas, expresen sus ideas. Sin embargo, estas deben coincidir con el trending del momento o pueden atenerse a las consecuencias.
Eso fue lo que pasó en 2020, cuando J.K. Rowling fue señalada de transfobia luego de tuitear sobre un artículo titulado:
“Opinión: Creando un mundo post-Covid-19 más igualitario para las personas que menstrúan”
La escritora señaló:
“Personas que menstrúan». Estoy seguro de que solía haber una palabra para esas personas. Alguien me ayude. Wumben? Wimpund? Woomud?”
Solo una hora después Stephen King fue cuestionado por un usuario de la misma red social. Sin mencionar a Rowling, pero refiriéndose a la opinión feminista radical trans-excluyente (TERF), un usuario dijo que tenía que hablar sobre el tuit. No sin antes recordarle que la petición venía de sus lectores habituales:
“Debes abordar el tuit TERF diciéndonos a los lectores constantes si crees que las mujeres trans son mujeres”
King se limitó a responder:
“Sí. Las mujeres trans son mujeres”
Si esa era la verdadera opinión del escritor o no, todavía se cuestiona. Algunos afirman que solo no quiso dar pie a más controversia.
Los peligros de la cultura woke
Hay quienes consideran que los problemas sociales no son exageraciones. Asimismo, coinciden en que cuidar el lenguaje para no ofender al prójimo, incluso sin intención, es un progreso social.
Sin embargo, advierten que la cultura woke apunta sin más contra la civilización occidental. Además, no tiene la capacidad de generar debates o conversaciones.
Esto se debe a que en esta ideología se ve un sistema opresivo que todo lo abarca. Asimismo, se aprecia la problemática social desde una perspectiva subjetiva y emocional bajo los propios términos morales.
Algunos expertos advierten que la ideología woke solo ha obligado a diversas industrias a cubrir una cuota de inclusión y género. Tal es el caso del cine y la televisión.
Barack Obama, primer presidente afroamericano de Estados Unidos, reprobó los métodos del woke. Además, advirtió que esta ideología es una ‘receta para el dogmatismo’.
Sin embargo, para algunos la ideología va mucho más allá con la cultura de la cancelación. Quienes son víctimas de esta pierden su privacidad y hasta su trabajo.
Algunas incluso reciben amenazas de muerte, lo que pone en gran riesgo el derecho de todos y todas a opinar.
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Con información de La Razón, El Ágora diario del agua, El Confidencial, WAG1 Magazine y Proyecto Karnayna
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