Hermanos míos, the truth is out there y si no, pregúntenle a Scully y a Mulder que a eso se dedican.
Mi verdad —como diría mi adorada Niurka— es que no, mi vida no es un éxito total porque aún le faltarían algunos milloncitos a mi cuenta bancaria, pero la otra vez que tuve una oportunidad de reflexionar sobre el devenir diario, me di cuenta de que mi soledad y esta pandemia lograron que ahorre —claro, mi guardadito sería más grande si también fuera consciente de mis hábitos alimenticios, pero uno no puede ni tiene que ser perfecto—.
Pónganse a pensar cuánto gastarían si tuvieran al amor de su vida a su lado: ‘que sal por los esquites, el mío con el que no pica de favor’, ‘amor, acaban de abrir una pizzería aquí junto a mi casa y hay 2×1’, ‘hay que cenar taquitos’, ‘me gusto esa blusa’, ‘ya viene tu cumpleaños’ y un sinfín de celebraciones en las que uno no gasta dos o tres pesitos, sino la quincena completa pesitos porque quiere impactar y demostrarle su amor al susodicho, pues #EsElIndicado, que termina siendo muchas veces bloqueado y con sobrenombres, como #ElCacas o #NoContestar en tu agenda de contactos.
Y es que hay de regalos a regalos: tickets para conciertos de melodías de amor en primera fila, lomitos que terminan sufriendo los estragos del divorcio, ropita carita porque tu otra mitad lo vale, comiditas o cenitas en un lugar con vista panorámica de la ciudad porque ¡ah, qué bonito es el amars!
Bueno, vaya sé de algunos que han regalada hasta iPhones o coches a sus parejas —’lastimosamente’ no me tocaron a mí porque sí me hubiera embarazado adrede para sacarles la pensión del hijo cuando terminaramos—.
Y es que el amor no solo te quita dinero, ponte a pensar en cuánto tiempo y espacio también te arrebata mientras tú, adormecidamente, sonríes por todo y a todos.
Las interminables cartas cursis que te escriben no se guarda solas, así que terminan en en tu habitación y cuando ya no quieres volver a saber más de él, las arrumbas en el cuarto de la desdicha y los tiliches o peor aún, las vas y las vendes en un bazar, lo cual podría cumplir un mejor objetivo económico que solo guardarlas y ser alimento de las polillas.
Y ni pensar en el tiempo que inviertes armando piezas de arte abstracto que intentan expresar el dolor de cabeza que sientes cuando se va y la taquicardia que te da cuando lo ves. Una vez, en mi otra vida, me desvelé tres noches seguidas armando un arbolito más colorido que cualquier colección de Agatha Ruiz de la Prada.
¿Mal de solas, consuelo de tontos? Puede que sí porque ya veo a todos los enamorados que me lean diciendo ‘ay, qué amargada’, ‘no me duele gastar porque nos vamos a casar o juntar o whatever’ y antes de soltar una carcajada, prefiero reconocer que sí, el amor es una magia, una simple fantasía, pero implica un gasto y eso es una ventaja de ser soltero, además de no vivir los dramas, los celos, las inseguridades y todo el candor de una relación.
La pandemia es otro factor importante que influye en nuestras vidas y sí, ha causado enormes estragos económicos, como elevar la tasa de desempleo, hacer que algunos negocios cierren para siempre y mermó la vida de millones de personas alrededor del mundo, pero es una situación contra la cual no podemos hacer nada más que acatar las medidas sanitarias y ayudar a los que más necesitan, si está en nuestras manos, pero habrá que reconocer que el confinamiento nos ayudó también a ahorrar porque ya no podemos salir a echar el café o a comprar compulsivamente —bueno, entre comillas, porque la cuarentena aceleró la adopción del e-commerce y la gente sigue adquiriendo productos de su interés o necesidad vía online—.
Si no fueras soltero en esta época, ya tendrías que haberte arriesgado a salir e ir a ver a tu amorcito en plena pandemia o le habrías enviado algún regalito porque #TeSigoAmandoADistancia y de todos modos te iban a terminar engañando como a Will Smith, nocierto.
No, ya enserio, solo hablo de ser agradecido en el día a día con lo que tenemos y no hacer dramas innecesarios en caso de estar solos. Disfrutar esos momentos y autoconocernos es algo fundamental para nuestra futura supervivencia en pareja con la cual podríamos gastar hasta más de 2 mil pesos en una cenita romanticona.
Este texto fue publicado originalmente en El Diario de Finanzas.
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