Uno de los periodos más caóticos que enfrentan los bebés y las mamás es el famoso brote de crecimiento, también conocido como crisis de lactancia, que consiste en el aumento de la producción de la leche materna con el objetivo de que los pequeños reciban la cantidad adecuada del líquido que extraen del seno de su progenitora.
En Mujer México te hemos explicado los beneficios de la leche materna; sin embargo, la lactancia no es una etapa fácil, ya que los infantes tienen muchas necesidades inimaginables, por lo que necesitan una regulación del alimento que reciben.
Durante las crisis de lactancia los bebés parecen no satisfacerse o incluso están molestos mientras comen. Este comportamiento provoca que las madres se sientan angustiadas y, en muchos casos, opten por darles leche de fórmula a sus hijos sin antes comprender que es una característica pasajera de que el niño o la niña está creciendo. Esta situación regularmente se presenta en tres periodos:
A los diecisiete o 20 días de vida:
En esta etapa, los infantes ya tienen horarios de hambre y sueño regulares; sin embargo, aparece el primer brote de crecimiento que desestabiliza al bebé, el cual comienza a pedir de mamar con más frecuencia y aparecen llantos desesperados aun teniendo el pecho en la boca. Asimismo, regurgitan gran cantidad de leche.
¿Qué sucede?
El pequeño necesita aumentar la producción de leche y la única manera de conseguirlo es estimulando el seno de su progenitora, por lo que succiona sin tregua.
Seis semanas de nacido:
Cuando los bebés cumplen un mes y medio de vida llega la segunda crisis de lactancia. En esta etapa nuevamente incrementa la demanda de leche materna y el número de tomas. Sus características son:
- El niño se pone nervioso
- Mama dando tirones
- Llora cuando está adurido al pecho
- Arquea la espalda con el seno en la boca
- Tenza las piernas
Crisis de los tres meses:
Este es el periodo más ‘delicado’ que afecta fuertemente a bebés y mamás, lo que provoca que algunas señoras dejen de darle pecho a su bebé, debido a que piensan que sus hijos ya no aceptan su leche. Estos son los síntomas:
- El bebé ya no pide pecho tan a menudo
- La madre nota los pechos blandos
- El lactante hace tomas caóticas en las que se distrae por cualquier cosa
- El pequeño aumenta de peso muy poco
- Solo mama tranquilo mientras duerme
Con información de Bebés y Más, Alba lactancia materna y Muy Padres
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