Es muy probable que tengas heridas de la infancia que están repercutiendo en la toma de decisiones de tu vida adulta. Aquí, detalles.
Lo que muy pocas personas saben es que las heridas de la infancia tienen un pacto innegociable con nuestra versión adulta. Lo que suspendió durante nuestra niñez forjó nuestra autoestima, relaciones y la percepción de la felicidad.
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Las heridas de la infancia son experiencias emocionales dolorosas que se viven durante los primeros años de vida y que, si no se sanan, pueden tener un impacto significativo en la vida adulta.
Estas heridas suelen estar relacionadas con situaciones de rechazo, abandono, traición, humillación o injusticia, y muchas veces son causadas, intencional o no, por figuras cercanas como padres, cuidadores o miembros de la familia.
Tipos de heridas de la infancia
Las principales heridas de la infancia suelen clasificarse en cinco tipos:
- Herida de rechazo: se genera cuando el niño siente que no es deseado o aceptado tal como es. Puede manifestarse en el miedo a no ser suficiente y a ser abandonado en la vida adulta
- Herida de abandono: sucede cuando el niño experimenta una falta de atención emocional o física, lo que puede derivar en una sensación de soledad y miedo a la dependencia o el rechazo en las relaciones adultas
- Herida de traición: aparece cuando el niño siente que se ha violado su confianza o promesas importantes, lo que suele generar una tendencia al control y desconfianza en los demás
- Herida de humillación: se da cuando el niño es avergonzado o ridiculizado, lo que puede llevar a problemas de autoestima y miedo a ser juzgado o criticado
- Herida de injusticia: ocurre cuando el niño percibe que ha sido tratado de manera desproporcionada o desleal, lo que puede crear un fuerte sentido de autoexigencia y dificultad para confiar en la justicia o en los demás
Estas heridas pueden influir en la forma en que las personas enfrentan sus relaciones, el trabajo y su bienestar emocional en general. Sin embargo, es posible sanar estas heridas a través de la reflexión, la terapia y el trabajo personal.
Consejos para sanar las heridas de la infancia
Sanar las heridas de la infancia es un proceso profundo y personal que requiere tiempo, autoconocimiento y, en muchos casos, la guía de un profesional. A continuación, te ofrezco algunos consejos que pueden ayudarte en este camino de sanación:
- Reconocer y aceptar las heridas
El primer paso para sanar es ser consciente de que existen esas heridas emocionales. Aceptar que las experiencias pasadas influyen en tus emociones y comportamientos actuales es crucial para comenzar a trabajar en ellas.
- Buscar apoyo terapéutico
Un terapeuta o psicólogo especializado puede ayudarte a explorar esas heridas, entender cómo te han afectado y ofrecerte herramientas para gestionarlas. Terapias como la Terapia Cognitivo Conductual (TCC), EMDR o la Terapia de Reprocesamiento son útiles para lidiar con traumas infantiles.
- Permitir sentir las emociones reprimidas
Las heridas de la infancia suelen venir acompañadas de emociones reprimidas como el dolor, la ira o el miedo. Es importante permitirse sentir estas emociones sin juzgarlas y procesarlas para liberar el dolor acumulado.
- Desarrollar autocompasión
Tratarse a uno mismo con amabilidad y comprensión es clave en el proceso de sanación. A menudo, las personas que cargan con heridas de la infancia son muy duras consigo mismas. Practicar la autocompasión te ayuda a reconocer que no tienes que ser perfecto y que es normal sentir dolor.
- Trabajar el perdón (a uno mismo y a los demás)
El perdón no significa justificar lo que pasó, sino liberarse del resentimiento que te mantiene atado al pasado. Puedes trabajar en perdonar a quienes te hicieron daño, pero también es importante perdonarte a ti mismo por cualquier carga de culpa que hayas llevado.
- Establecer límites saludables
Las heridas de la infancia pueden hacer que se tengan dificultades para poner límites en las relaciones. Aprender a decir «no» y a proteger tu bienestar emocional es un paso crucial para sanar.
Al trabajar conscientemente en sanar las heridas de la infancia, es posible liberarse de los patrones negativos del pasado y construir una vida más plena y saludable.