Tras anunciarse que las trabajadoras del hogar podrían afiliarse al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el programa piloto para cumplir con esta meta está avanzando a paso lento ante la pandemia global.
Luego de un año de anunciarse esta medida, hasta el momento se entiende que de las cerca de 2.4 millones de mujeres que se ganan la vida en una casa, solo el 0.8 por ciento de ese total están inscritas al IMSS.
Así pues, desde el pasado 31 de marzo de 2019, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó al director del IMSS, Germán Martínez Cázares, que creara un esquema a modo de prueba para que a más tardar en un año y medio de su funcionamiento fuera obligatorio este beneficio para las trabajadoras del hogar.
En este contexto, datos del instituto refieren que actualmente 19 mil 600 trabajadoras del hogar están inscritas al IMSS, lo que significa que el 99 por ciento sigue sin recibir atención médica, incapacidad laboral pagada, ahorro para el retiro, así como servicios de guardería.
Hasta el mes de mayo de 2019, la Ley Federal del Trabajo (LFT) permitía que las trabajadoras del hogar laboraran hasta doce horas diarias, además de que se marcaban disposiciones para ellas que ningún otro empleado tenía, como respetar a sus patrones.
No obstante, a diferencia de Paraguay, donde este sector cuenta con cobertura de seguridad social de 98.4 por ciento; mientras que en Argentina y Brasil es de 50 por ciento; en México esta es de 0.8 por ciento.
De esta manera se entiende que dicho porcentaje de trabajadoras afiliadas al IMSS, reciben un sueldo de 5 mil 176 pesos mensuales, aunque en entidades como Guerrero, la paga al día puede ser de menos de 50 pesos que en suma, serían mil 500 pesos al mes.
Por lo anterior, para que una trabajadora del hogar pueda inscribirse al programa piloto del IMSS, debe cotizar al menos 3 mil 183 pesos al mes; en tanto, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) ha propuesto que el pago mínimo para ellas sea de 248.72 pesos diarios, aunque no todos los sectores patronales lo respaldan.
Con información de El Economista, Facto Capital Humano y La Nueva España
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