Seguramente has escuchado muchas veces sobre ‘estereotipos de género’, pero ¿qué son ? Pues según la Oxfam, una organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo, los estereotipos de género son ideas arraigadas sin justificación sobre cómo debe actuar un hombre o una mujer:
“Los estereotipos de género son aquellas ideas o creencias arraigadas en la sociedad relacionadas con cuál es o cuál debería ser el rol de los hombres y las mujeres. No tienen ninguna justificación científica o demográfica y, por lo general, se dictan de forma inconsciente”.
Tal y como sostiene la Oxfam en su sitio web, los estereotipos de género se caracterizan por atribuir rasgos, comportamientos y ciertos patrones a cada uno de los géneros, lo cuales son compartidos en la sociedad, misma que los internaliza, pero me gustaría añadir que estos pueden ser positivos o negativos; sin embargo, considero que abundan los del segundo tipo.
La educación en igualdad de género es el único camino para eliminar los prejuicios y los estereotipos de género, que provocan, entre muchas cosas, que no se crea a las mujeres cuando denuncian violencia y no puedan acceder a la justicia #DíaDeLaEducación pic.twitter.com/nkF4tQn0lR
— Women's Link (@womenslink) January 24, 2020
Los estereotipos de cualquier clase, incluidos los de género, se hacen más fuertes entre mayor número de personas los comparta, así que poco a poco se van convirtiendo en ideas irrefutables que solamente pueden ser combatidas con herramientas como la educación.
Los prejuicios y estereotipos van de la mano con una inmensa falta de oportunidades para las mujeres, entras las que se destaca la falta de acceso a la educación, problemática originada, principalmente, por cuatro factores:
- Falta de recursos
- Prácticas culturales
- Abuso sexual
- Pobreza
Actualmente me encuentro cursando un diplomado en Empoderamiento e Igualdad de la Mujer, impartido por la Universidad de Salamanca; recientemente tuve la oportunidad de tomar clases con Lilian Nasserian, una activista de Kenia, y hoy quiero compartir algo que definitivamente cambió mi forma de mirar el acceso a la educación para las mujeres, pues afecta de maneras que no podemos siquiera imaginar.
Me gustaría explicarte los dos primeros puntos:
Falta de recursos
Quiero resumirlo de la siguiente manera: en una aldea de Kenia no hay toallas sanitarias = aparición de infecciones e incomodidad de las niñas y mujeres para asistir a la escuela cuando están en ‘sus días’= deserción en la escuela = menos oportunidades = mayor incidencia en actividades como la prostitución.
Dato estremecedor: en Kenia, cada vez más niñas intercambian sexo por toallas sanitarias o por un dólar para comprarlas y poder seguir asistiendo a la escuela.
Una niña de 14 años se suicidó en Kenia luego que su maestra la reprendió por estar menstruando y no tener toallas sanitarias. Según indicó la madre, la maestra dijo que era una “sucia” y le ordenó que abandone el aula.https://t.co/dvv8dfzVNu
— Radio Mitre (@radiomitre) September 20, 2019
Prácticas culturales
Tal y como sostiene la especialista, las tradiciones nos dan identidad, pero es importante identificar que existen dos tipos de cultura: la buena y la mala. Entendiendo por ‘buena’, aquella que aporta beneficios a la comunidad y la mejora; por la mala, la que niega derechos.
Asimismo, subraya que la mayoría de las prácticas culturales tiene prejuicios de género, como es el caso de la mutilación genital femenina, la cual consiste en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos; es aquí cuando la tradición y los derechos humanos se confrontan.
La mutilación genital femenina se considera el ‘gran paso’ de niña a mujer, pero una gran maldición para las niñas, pues además del dolor que este implica, se les considera listas para tener responsabilidades, casarse y ser madres, por lo que esta práctica se encuentra íntimamente relacionada con el matrimonio precoz y –claro– con la deserción escolar.
2 mujeres.
2 grupos étnicos diferentes.
1 rica.
1 pobre.
1 tendrá acceso a la educación.
1 no tendrá educación.
En el #DíaDeLaJusticiaSocial, ayúdanos a sacar a luz las desigualdades que se sobreponen y dejan a muchas mujeres atrás. pic.twitter.com/hy98XVBYuI— ONU Mujeres (@ONUMujeres) February 21, 2020
Como tras la mutilación ya eres ‘adulta’ te conviertes automáticamente en responsable de tener la casa en orden, conseguir leña y agua, por ejemplo, mientras que los varones vuelven de la escuela y tienen tiempo y posibilidades de hacer sus tareas escolares y repasar lo visto en clases, cuestión que puede desembocar en la creencia de que las niñas tienen menor coeficiente intelectual que los varones.
Si a todo lo anterior le sumamos experiencias de abuso sexual y el agravante de la pobreza, la situación se antoja sumamente difícil erradicar; sin embargo, considero que desde nuestra trinchera, como activistas o no, es necesario empezar en pequeño y empoderar a quienes nos rodean, sean hombres o mujeres, y hacerle saber a cada una de las mujeres que nos rodean que si las condiciones actuales a nivel global no las favorecen ni apoyan, nosotros sí.
♀️En países como Somalia, Guinea, Yibuti o Egipto más del 90% de las mujeres han sufrido mutilación genital femenina. Bajo un pretexto sociocultural millones de mujeres sufren esta práctica aún en el mundo. Explicamos qué es: https://t.co/1xSwmp0c57
— El Orden Mundial (@elOrdenMundial) March 27, 2020
Con información de Oxfam Intermón, Mujeres en Red e Inmujeres
Interiores: Twitter @radiomitre, @elOrdenMundial, @ONUMujeres y @womenslink
Portada: Pixabay