La globalización llega a cada rincón, y con esta no solamente la importación y exportación productos de primera necesidad, sino también el intercambio de cultura, costumbres, tradiciones, propagación de ideologías… y pandemias.
Muchas son las teorías y posturas sobre lo que realmente desencadenó el coronavirus: que si todo fue perfectamente planeado por China y que esparció el virus a propósito, que si es un invento de ‘x’ o ‘y’ Gobierno, que si mejor ese chino se hubiera comido un platito de arroz. La realidad es que, fuera de que creamos o no en teorías de conspiración, el mundo está padeciendo de múltiples plagas al mismo tiempo: el virus, la desinformación y la violencia.
Lo anterior parece la fórmula perfecta para que el resultado se antoje apocalíptico: el virus, a mil por hora; la desinformación y las fake news, propagándose; la violencia contra la mujer, reproduciéndose, situaciones que inevitablemente conducen a crisis como el colapso de los sistemas de salud y refugios de apoyo a la mujer violentada, abarrotados.
#Entérate
Aún frente a emergencia sanitaria, la violencia contra las mujeres no cesa.#NiUnaMas
"Los centros para mujeres enfrentan la crisis del coronavirus con su capacidad al máximo y sin presupuesto estatal que garantice mantenerse abiertos." https://t.co/7e6gixslI2— ILSB (@ilsb_ac) April 3, 2020
El confinamiento agrava la violencia doméstica
En tiempos de coronavirus y cuarentena aumentó la violencia doméstica. Casi siempre, las mujeres son las víctimas.#DWNoticias pic.twitter.com/I36jLRTIoY
— DW Español (@dw_espanol) April 6, 2020
Si algo debo dejar claro es que hablo desde mi posición como mujer blanca, mexicana, de clase media, de 25 años de edad, con empleo, educación, casa y vestido, y muchos otros hablan desde posiciones sumamente privilegiadas y con lujos; sin embargo, si algo ha demostrado la pandemia es que tus privilegios y el dinero no te salvan, sino te exponen más, ¿o creías que los menos adinerados son quienes viajan por el mundo y después vuelven a sus países natales ya contagiados?
La COVID-19 no conoce de clases sociales, pues el fajo de billetes que traigas en tu cartera no te garantiza ni siquiera una camilla de hospital.
Y es que de pronto todo parece una cachetada capitalista y un buen revés contra nosotros mismos y la frívola manera en la que estábamos llevando nuestras vidas. Me encanta algo que recientemente leí en distintas redes; a grandes rasgos, reza: ‘tienes auto, pero no puedes usarlo; tienes joyas, pero no puedes lucirlas; tienes dinero, pero no puedes gastarlo’.
No voy a cruzar la peligrosa línea y decir que tal vez esta pandemia era ‘necesaria’ para reaccionar como sociedad, pero claro está que la vida siempre será lo más preciado que tenemos, y aquí es donde las frases de las abuelitas nunca habían resonado tanto en mi mente: ‘si tienes salud, lo tienes todo’.
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Sé que puede sonar un poco cruel; sin embargo, me gusta tranquilizarme pensando en que en alguna parte del mundo (o simplemente a la vuelta de la esquina) alguien siempre la tiene mucho más difícil que yo. Y no es para sentirme mejor ni peor, sino para valorar todo lo que tengo a mi alrededor.
La cuarentena, un privilegio: lávate las manos constantemente, porque tienes agua en casa. Quédate en tu hogar, porque tienes uno.
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