Cinco fueron los años que la novela “La amiga estupenda” estuvo en mi estante, esperando su turno para absorberme con sus letras hasta que, por fin, me engulló completita para escupirme tan solo unas horas y trescientas páginas después. No sé realmente cómo explicar la cercanía que sentí al leerla, como si la misma autora estuviera junto a mí contándome la historia. Y tampoco sé cómo escribir esta reseña, porque el libro va más allá de la trama—más allá de las palabras.
Si tuviera que explicar la novela en pocas palabras, diría que es la historia de amistad entre dos niñas que crecen juntas a mediados del siglo pasado en Nápoles. Mas este resumen es meramente simplista, ya que la autora construye una relación amistosa tan compleja y enrevesada que en ocasiones se vuelve casi desquiciante. En medio de un laberinto de miserias materiales y morales marcado por la violencia en todas sus manifestaciones, Elena Ferrante teje una amistad excepcional que impulsará a las protagonistas a salir adelante en el entorno opresivo, machista y hostil de aquel barrio napolitano carcomido por la posguerra.
Y se podrá preguntar: ¿es esta toda la trama de la novela? Sí y no. En realidad, el gran mérito del libro es la dinámica entre las dos niñas que juntas se convierten en mujeres, un proceso en el que unas veces llegas a quererlas y otras, a hartarte de ellas. Mas, ¿qué persona no nos despierta sentimientos contradictorios? Sin duda, las protagonistas son como de esos amores con los que no se puede estar y sin los que no se puede vivir.
M. Yandró