La crisis de lactancia es normal. Sin embargo, pone en jaque a las mamás, sobre todo, a las primerizas. Hoy te hablaré sobre cómo sobrevivir a esta etapa.
Los brotes de crecimiento, mejor conocidos como crisis de lactancia, son etapas por las que atraviesan muchos bebés. Se presentan en diversos momentos a lo largo de su primer año de vida. Aunque es una situación muy común, las mamás primerizas entramos en desesperación y comenzamos a dudar sobre la calidad de leche que producimos.
En las crisis de lactancia, los pequeños quieren estar pegados a nuestro seno como si no hubiese mañana.
Cuando mi retoño cumplió tres semanas, me comenzó a pedir de comer más de 20 veces al día (ya ni hablemos de la noche). ¿Te imaginas lo pesado que llegó ser? Agrégale que recibí comentarios como: ‘seguro no lo llenas; dale fórmula’, ‘si tu bebé sigue alimentándose así vas a quedar en los puros huesos; dale fórmula’.
No te voy a mentir, esas opiniones me hicieron dudar sobre si sería capaz de cumplir mi deseo de dar lactancia materna exclusiva a libre demanda. También me cuestioné si mi hijo estaba sano. No entendía lo que pasaba. Hasta que por cuestiones del destino vi en internet que una consultora de lactancia iba a estar dando orientación gratuita por WhatsApp.
Acto seguido, hice una lista de todas mis inquietudes acerca de la leche materna y se las envié. A los pocos minutos, me contestó y me comenzó a platicar sobre la crisis de lactancia. A continuación, te compartiré algunos datos que me ayudaron a comprender lo que sucedía.
¿Qué son las crisis de lactancia y cuándo ocurren?
Es muy común que los bebés experimenten crisis de lactancia a una edad similar. La primera aparece entre los diecisiete y 20 días de vida, por lo que empiezan a modificar su comportamiento:
- Quieren comer cada 30 minutos
- Lloran desesperadamente si no tienen el seno de su madre en la boca
- Regurgitan grandes cantidades de leche
Esta situación aparece porque el bebé necesita aumentar la producción de leche y la única forma de conseguirlo es succionar sin tregua. Después de tres días, el recién nacido logra su cometido y la lactancia toma un ritmo más tranquilo.
La segunda crisis de lactancia se da al mes y medio de vida. El crío nuevamente requiere más alimento y ya sabe cómo lograrlo. En esta ocasión, ocurre un cambio en la composición y el sabor de la leche.
La tercera crisis de lactancia es la más delicada y compleja; afecta a la madre y al bebé. La situación aparece a los 3 meses de vida y tarda al menos 30 días. En este periodo, el bebé no pide pecho y las tomas que hace duran pocos minutos. La progenitora nota sus pechos blandos, lo que atribuye a una producción insuficiente de leche.
Por lo anterior, muchas mujeres quieren tirar la toalla y desistir de la lactancia materna exclusiva. Antes de que eso suceda, quiero decirte que resistas; lo que está ocurriendo es normal. Te explico:
Los bebés de tres meses ya son expertos en el arte de la succión y en escasos minutos extraen la leche que necesitan. Gracias a las anteriores crisis de lactancia, tu hijo fue preparando tu cuerpo para que produzca el alimento que requiere.
Después de entender lo que sucedía, empecé a disfrutar aún más de la lactancia materna exclusiva. Ahora, mi hijo tiene cinco meses y lo sigo alimentando a libre demanda, confiando en que la naturaleza es sabia. También, eliminé de mis pensamientos la frase ‘no llenas a tu bebé; dale formula’.
Si tu retoño está atravesando por una crisis de lactancia, quiero que sepas que no estás sola. Si quieres desahogarte y contarme lo que está ocurriendo, búscame en Instagram como @angelicatoxqui y con gusto te leo.
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