El veganismo es visto como una moda para algunos, como un culto, una dieta extrema o como una ideología extraña; lo cierto es que no es nada más que un estilo de vida que alrededor del 5.8 por ciento de la población mundial ha elegido en aras de evitar el sufrimiento animal lo más que se pueda.
Existen personas que todavía tienen muchas preguntas sobre este tema, o que incluso llegan a juzgar a quienes se sienten apasionados por él, pero hay gran desinformación, especialmente en México, sobre por qué la gente decide cambiar su alimentación.
Primero, sería importante crear distinciones en las definiciones de lo que es vegano, vegetariano u ovolocatovegetariano y ‘basado en plantas’ (este último adjetivo ficticio enerva los sentimientos de las personas que se creen ‘veganas nivel diez’).
Vegano: no, no existen veganos nivel uno ni nivel diez. Los veganos son aquellos individuos que han elegido no consumir ningún tipo de producto animal, ni de forma directa o indirecta. Es decir, ni en los alimentos y su preparación, en la ropa, ni en productos de cuidado personal.
Como ya lo he mencionado, soy vegana y existe mucho rechazo entre los integrantes de esta comunidad, pues pesar de que he conocido a gente muy inclusiva y comprensiva, también me he topado con las personas más juzgonas en Facebook -que como sabemos, se ha convertido en una red social muy tóxica- quienes no dudan en irse contra aquellas personas que, por ‘x’ o ‘y’ consumieron algún producto animal sin querer o por no tener otra opción.
El veganismo no es perfecto, jamás puede serlo, y es donde las personas buscan los argumentos para demeritar los esfuerzos de algunos con comentarios como: ‘pero cuando podan las cosechas también se matan animalitos’, ‘pero ¿y si estuvieras varada en una isla?’ o ‘pero si te dijeran que te matan si no te comes un pedazo de pescado, ¿lo harías?’.
Lo cierto es que la mayoría busca el bienestar de todos y el balance en el planeta. Por mi parte, considero que la industrialización de productos cárnicos -y la industria alimenticia en general- ha viciado el consumo de estos, lo que los ha hecho insostenibles para el medio ambiente y ha generado otros problemas como la repartición de insumos en los países más pobres.
A continuación, presentaremos la siguiente categoría.
Vegetarianos: los vegetarianos tienen una misión muy similar a la de los veganos, pero continúan consumiendo lácteos, huevo, miel y otros derivados.
Quizás este sector es uno de los más discriminados por los veganos (sí, aún más que el de la gente que come carne) pero menos que el de ‘basados en plantas’, pues generalmente, a sus integrantes se les acusa de ser ‘flojos’ y de no querer ‘ir más allá’.
Sin embargo, mucha gente que pertenece al mundo vegano no entiende que en ocasiones elegir un estilo de alimentación puede ser un privilegio, y aunque claro que es barato comer arroz, plátanos, frijoles y pan, no todos disponen del tiempo, espacio, conocimiento o posibilidades para seguir las ‘reglas’ del veganismo.
Por otro lado, es importante mencionar que existen vegetarianos que llevan una vida mucho más sostenible que la de los más estrictos, pues consumen huevos puestos por sus propias gallinas o leche ordeñada de sus propias vacas, y aunque se podría argumentar que estos alimentos no son los más saludables, tampoco lo son muchos empaquetados cien por ciento veganos que están cargados de sodio, explotación laboral, uso excesivo de plásticos y experimentos con animales en laboratorios.
Basados en plantas o ‘plant based’: en mi experiencia, este grupo es especialmente odiado por los más extremistas, pues generalmente se les acusa de llevar una dieta completamente basada en plantas, solo por moda y para mantener cierta silueta o ganar seguidores en Instagram.
La diferencia entre un vegano y una persona alineada con esta categoría es que la segunda elige, generalmente, comer de una manera muy saludable y evitar a toda costa, haciendo énfasis en ‘a toda costa’, cualquier producto animal.
Asimismo, suelen consumir muchos superalimentos y fotografiarse con popotes de bambú (no puedo evitar notar que estoy sonando algo hater en este momento).
Sin embargo, estas personas eligen abiertamente seguir utilizando productos personales que podrían estar basados en la experimentación animal, pieles, contaminantes y ser indiferentes con los derechos de otras especies.
Retomando el hecho de que un párrafo atrás, mis palabras podrían interpretarse como hostiles, la verdad es que no tengo nada en contra de este grupo, pues de una u otra manera logra generar conciencia y atraer más gente a alguno de los estilos de vida mencionados.
Además, la gente que se identifica como ‘plant based’ se hace más popular en las redes sociales pues se proyecta como algo mucho más alcanzable, pero esa actitud le choca a los veganos porque la perciben como laxa, dado que en realidad lo único que buscan los basados en plantas, según los más estrictos, es seguir una moda.
La alimentación es un tema muy personal, y a pesar de que a mí me encantaría que todas las personas en este mundo dejaran de consumir productos animales de un día a otro, no vivo en una utopía.
Sé que la industria cárnica, la de pieles, la de productos lácteos, etcétera, sostienen la vida de millones de familias y sé que no todas las personas que trabajan en mataderos son malas, de hecho, quiero suponer que la mayoría es buena.
Asimismo, entiendo el privilegio en el que vivo por poder tener un refrigerador, además, confieso que soy una vegana que de vez en cuando compra ‘carnes’ y ‘quesos’ de imitación o hechos a partir de ingredientes vegetales.
https://www.instagram.com/p/BsEeBd3B-vQ/
Utilizo Uber, tengo una tele, más electrodomésticos de los que alguien de mi edad debería tener; acompaño a mis amigos a cenar tacos sin ningún problema y me como las orillas de las pizzas de pepperoni que compra mi hermano; es decir, rompo algunas ‘reglas sagradas’ para los veganos.
Nadie es perfecto y todos deberíamos entenderlo, sobre todo aquellas personas que queremos tomar acciones en pro del medio ambiente, de los derechos de los animales, de los derechos humanos, de la justa repartición de recursos y del agua.
A continuación, te recomiendo algunos documentales, en caso de que te interesen los temas antes mencionados:
YouTube: Dominion, Before The Flood, Vegucated
Netflix: Cowspiracy, What the Health, Fat, Sick & Nearly Dead
Documania TV: Blackfish
www.forksoverknives.com: Forks Over Knives
www.gamechangersmovie.com: The Game Changers
Con información de Wikipedia, The Green Revolution y European Vegan Union
Portada: Pixabay
Con imágenes de Instagram @veganaymexicana, Pixabay, EurActiv, FoodTank y Vegan First