¿Se han preguntado cuántas veces un niño es capaz de repetir la misma palabra? ¿Saben en qué numero de repetición la palabra ‘mamá’ pierde su encanto y se vuelve un taladro para sus oídos? ¿Alguna vez han tratado de hacer la limpieza de su casa con un torbellino, un tsunami y un terremoto al mismo tiempo en el mismo lugar?
Todas, o al menos la mayoría, nos pintamos en la cabeza el escenario perfecto de esta cuarentena: reunidas en la mesa, pintando con acuarelas hermosos paisajes durante horas, mientras de fondo suena música clásica y reímos discretamente con nuestra ropa muy limpia, pero claro que la realidad está, por mucho, muy alejada de ese escenario: dos criaturas rebeldes peleando por la misma pintura que se está regando por la mesa, que entre jaloneos tiran el vaso del agua donde remojan los pinceles y una le arrebata a la otra el paisaje que es más negro por la mezcla de todos los colores, tan negro como pinta este encierro para nosotras y solo han pasado 15 minutos del día uno.
Claro que estoy exagerando un poco (muy poco), de hecho es muy cercano a la realidad, pero eso no es lo importante, ya que ¿quién de nosotros estaba preparada para este encierro? Para, literal, parar todas las actividades y disponernos a estar en casa por unos cuantos días.
Créanme, sé de lo que hablan cuando el temor se apodera de nosotras, cuando tratas de empezar a organizar los días y las horas de esos días en tu cabeza: yoga en la mañana, pero ¿a quién engañamos? Nunca hemos hecho yoga.
Manualidades a medio día (ya sabemos cómo va a acabar eso: por lo menos una pared pintada, el piso manchado y una pelea interminable por el mismo color teniendo otros 20 en la mesa) Trabajo de la escuela en la tarde (claro, como si fuera tan fácil mantener a la criatura concentrada por más de 10 minutos) Nosotros no tenemos ese poder que los profesores tienen.
Salir a pasea al perro, pero ¿para cuidar a quién? ¿Al perro o a la criatura? No tienen idea cuántos posts he leído sobre organizarles el día, sobre no dejarlos perder el tiempo, no dejar que se atrasen con temas de la escuela y que todo el tiempo que tengan disponible sea tiempo productivo.
Creo que hay que relajarnos tantito (no, no tantito, mucho), pues para los niños también es un cambio; a los niños también les cayó de sorpresa que de repente ya no hubiera clases, y claro que para los más grandecitos será padrísimo los primeros días, pero ellos también están acostumbrados a una rutina, a sus actividades, a ver a sus amigos del cole, y también a ellos les afecta este ambiente de incertidumbre.
Yo les propongo utilizar este tiempo para convivir realmente como familia, y convivir no quiere decir hacer todo juntos y divertirnos mientras lo hacemos, sino realmente aprender a vivir y habitar en el mismo hogar, enseñarnos a respertarnos como individuos y como familia; enseñarles que hay tiempo para todo, pero que debemos respetar el tiempo de cada actividad: tiempo para trabajar, tiempo para jugar, tiempo para no hacer nada y tiempo para hacer limpieza.
Pero que esto no se quede solo en esta cuarentena, hay que visualizarlo a largo plazo, porque al final será un beneficio para todos los que vivimos en la misma casa. Usa este tiempo para conectar con tu hija o hijo adolescente que se ha alejado estos meses, para comprender el porqué de esos berrinches constantes de tu pequeña o pequeño, para compartir con tu esposo esa labor de padres y matrimonio.
Aprovechemos este tiempo para fortalecer lazos como familia; estoy segura de que si le sacamos provecho a este encierro no solo mejorará el tema de salud, sino también el ambiente de este país que necesita mucho amor y familias unidas.
No olvides lavarte las manos después de leer este texto y compartirlo.
Interiores: @CES_Cisneros y @SSalud_mx
Portada: Pixabay